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Voto de Antonio Morales:
6
Ciencia ficción Fahrenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel de los libros. En un futuro opresivo Guy Montag, un disciplinado bombero encargado de quemar los libros prohibidos por el gobierno, conoce a una revolucionaria maestra que se atreve a leer. Poco a poco Guy comenzará a tener dudas sobre su libertad intelectual, y sobre el precio que esta libertad tendría sobre su seguridad personal. (FILMAFFINITY)
19 de abril de 2014
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dada la afición de Truffaut a la literatura y los libros, no es de extrañar que mostrara un personal interés de llevar a la pantalla, el libro de Ray Bradbury. Siempre es difícil hacer una película sobre el futuro, y más si ese futuro concierne de un modo directo a nosotros mismos. Desde 1962 el cineasta trabajaba en la adaptación de esta novela, tras un largo calvario para encontrar los medios, finalmente sería una coproducción rodada en los estudios Pinewood en Londres y hablada en inglés. Aunque la película, juzgada a día de hoy ha quedado muy obsoleta, y el diseño de producción sea muy pobre desde la perspectiva actual, lo que subyace y permanece en esta película es su denuncia y su mensaje. En el fondo es un cuento filosófico sobre una sociedad totalitaria que quiere erradicar la lectura, el conocimiento y la cultura en general, en beneficio del embrutecimiento visual - la televisión - estúpida, monocorde y abyecta, que en eso sí ha acertado plenamente con nuestro presente.

Es el relato de una conversión, de una toma de conciencia, la de Montag, miembro de una brigada de bomberos encargada de quemar los libros, la 451, que es la temperatura a la que comienza a arder el papel. Este sujeto, al que le han inculcado que los libros son basura, y hace infelices a las personas, es felicitado por sus superiores en virtud de su “abnegada labor”, de vida monótona y apacible con su esposa Linda, consumidora empedernida de la televisión, vegeta en un Estado opresor que persigue con saña a cualquier individuo que lea, guarde o esconda libros. Evidentemente el pueblo no tendrá acceso al conocimiento, ni a la cultura en libertad, limitándose a obedecer las directrices políticas de sus gobernantes, pues el ignorante es fácil de manipular.

Pero en toda dictadura hay una resistencia clandestina, que lucha por mantener ese legado en la memoria, generación tras generación, evitando la desaparición de esa biblioteca virtual del conocimiento. Un día, el disciplinado Montag entablará amistad con una linda vecina, Clarisse una maestra extrovertida, que le planteará un sencillo dilema, ¿Es usted feliz…? A partir de entonces veremos la transformación de un lacayo represor en un hombre digno. Truffaut ama a los débiles y a los inadaptados, muestra palpable de ello es la quema de la biblioteca clandestina de una anciana que es descubierta por la brigada represora y eficaz. El acto de la delación por parte de los ciudadanos me recuerda a famosas dictaduras del siglo XX.

Sorprende los títulos de crédito que no son escritos, son comentados desde unas antenas en que la cámara las muestra con un efecto “zoom”, quizá avisándonos de que estamos presenciando una sociedad vigilada por un omnipotente poder represor. La ceremoniosa y metódica quema de libros, como si de un genocidio cultural se tratara. Es el primer film del cineasta en color, hermosa fotografía de Nicholas Roeg, que se pasaría más tarde a la dirección, la música del gran Bernard Herman es inolvidable e inconfundible, tanto Oskar Werner como Julie Christie es su doble papel de vecina y esposa, están bien. Afortunadamente, el papel y los libros han dejado de ser los únicos soportes de la literatura y el conocimiento, y gracias a los nuevos soportes informáticos, esta fábula futurista no tendría sentido, en mi opinión. Una vez más, y sabiendo ahondar en el espíritu del film, nos damos cuenta que Truffaut es fiel a sí mismo, pero sin dejar de ser fiel al cine.
Antonio Morales
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