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Voto de Antonio Morales:
6
Comedia Un profesor de instituto ve cómo su novela sobre la Revolución Americana es llevada al cine en un pequeño y tranquilo pueblo que se verá enormemente alterado. Además, el profesor comprueba que, según se va rodando, la película no se parece en nada a lo que él escribió. (FILMAFFINITY)
21 de agosto de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá pueda parecer irreverente o no interese a nadie mi comentario (siete años sin que nadie haga alguna reseña) sobre este film de Alan Alda, pero tras verlo y comparándolo con la cosecha cinematográfica actual, me siento mucho más motivado a recuperar este tipo de películas que perder mi tiempo y mi dinero en ir al cine a aburrirme y cabrearme con secuelas, pre-secuelas de películas deleznables, o comedietas estúpidas de imperiosa actualidad a las que no pienso dedicar ni un minuto de mi tiempo, pudiendo disfrutar de otro tipo de cine más atractivo e interesante y además gratuito en la comodidad de mi casa.

“Sweet Liberty” es un espléndido trabajo que tiene muy claras y bien definidas sus intenciones, pertenece por derecho propio a un grupo específico del cine dentro del cine, tiene unas cuantas constantes de esas inmutables y, para colmo, posee uno de esos repartos muy apropiados para la historia que trata. Desde el primero hasta el último de sus actores, tiene tras suyo una buena historia de trabajo. Además “Dulce Libertad” trata de amor y de industria, de cine, dos temas indisolubles en una comedia que, teniendo a Hollywood como protagonista y a Lilian Gish como estrella invitada, tanto o más frescas que las otras, se enroscan en sí mismos hasta llegar a tonos delirantemente paródicos, autocríticos y fiablemente saludables.

Un tranquilo profesor universitario, Michael Burguess (Alda), ha escrito una novela sobre la Revolución Americana ganando el Pulitzer y, naturalmente, Hollywood ha puesto sus ojos en ella. Del guión sobre la novela, prácticamente no queda nada del original, su tratado de historia se ha convertido en una alocada comedia de guerra y sexo. El guionista (Bob Hoskins), es un trepa capaz de venderle su alma al diablo e intenta convencer al profesor de diferenciar ficción y realidad, el cine es un medio que para difundir su novela pasa por la chabacanización del contenido. El público manda y el director del film le cuenta las tres “reglas de oro” de toda producción que quiera triunfar: “Hay que desafiar la autoridad, destruir la propiedad y desnudar a la gente, ya sabe, el despelote…”.

Todo ello aderezado con la vida sentimental tormentosa del profesor con su lúcida e irónica novia, las aventuras sexuales del alocado protagonista del film, Michael Caine, y el intento del autor por mejorar el argumento y los diálogos con la actriz protagonista del film, la bella Michelle Pfeiffer. “Dulce Libertad” merece un respeto, cuando menos, pues no es la quintaesencia del cine, ni Alan Alda lo pretende, creo que su trabajo es honesto. Sin efectismos y sin trampas ostentosamente visibles. Su película no tiene el tratamiento crítico de “Dos semanas en otra ciudad”, ni la ampulosidad de “Como plaga de langosta”, no es tan delicada como “Cantando bajo la lluvia”, ni tan agria como “El último magnate”, ni tan amarga como “El crepúsculo de los dioses”. No es tan amoral como “Los insaciables”, no es nada de todo eso y, sin embargo participa, desde otro ángulo, de buena parte de todas ellas.
Antonio Morales
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