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Voto de Antonio Morales:
7
Intriga. Drama El teniente Daniel Kaffee es un joven y prometedor abogado de la Marina que tiene una excelente reputación. Sus superiores le confían la defensa de dos marines acusados de asesinato. A primera vista, el caso no parece complicado. Pero cuando tenga que vérselas con el Coronel Nathan R. Jessup, Comandante en Jefe de la base de Guantánamo, saldrán a la luz nuevas pistas que harán que el caso adquiera dimensiones insospechadas. (FILMAFFINITY) [+]
30 de julio de 2014
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las dos escenas iniciales delimitan cual va a ser el territorio temático de la película. Una es una exhibición, que sirve para presentar los títulos de crédito, donde los soldados realizan con sus armas una impresionante serie de ejercicios malabares al son de una popular marcha militar, y sugiere la idea de una maquinaria perfecta, deudora de una férrea y estricta disciplina. La otra escena muestra a dos marines de la base americana en Guantánamo, Cuba, aplicando un severo castigo a un compañero, que nos advierte que bajo la apariencia brillante y majestuosa de los desfiles, existe un submundo sórdido y tenebroso… que contribuye, a la vez, a descubrir que existen normas que no están escritas en el reglamento militar… como el “código rojo”.

El film denuncia el enfrentamiento de dos códigos de conducta dentro del ámbito militar: el que está sancionado por la ley y otro que rige en la vida cotidiana de los soldados. También de dos formas de entender el servicio a la patria: la que exige limpieza en los métodos y otra que no duda en apelar a procedimientos ilegales, convencida de que el film justifica los medios. Rob Reiner es un sólido cineasta que ha demostrado su pericia en géneros diversos, desde la comedia hasta el melodrama, incluyendo el terror. En esta ocasión es un interesante film judicial de gran presupuesto y grandes estrellas que, en mi opinión, realizan un buen trabajo, y que aborda temas decisivos como el honor, el deber, la dignidad y la honestidad.

Basada en una obra del dramaturgo Aaron Sorkin, que llegó a más de 500 representaciones en Broadway y adaptada por él mismo. El teniente Daniel Kaffee (Tom Cruise) es un joven abogado, algo frívolo, marrullero y pactista, que junto a una bella jurista, capitán de Navío (Demi Moore) se hacen cargo de la defensa de dos marines acusados de asesinato. Cuando decide llegar al fondo y enfrentarse al coronel Nathan R. Jessup (Jack Nicholson), un arribista, altivo y pretencioso oficial, deberá jugarse su carrera agobiado por la memoria de su padre que no deja de atormentarle, y en busca de la verdad que devendrá un emocionante interrogatorio al comandante en jefe de la base, sin duda lo mejor del film.

Aunque hay una cierta ambigüedad en todos los personajes, pues ninguno es bueno totalmente. También se critica ese ciego concepto de disciplina convertida en código de honor para los soldados (lo que llamamos vulgarmente “un lavado de cerebro”), los dos acusados son como individuos robotizados que se aferran a ese código. Pero la película en el fondo, es mucho más conservadora de lo que pudiera parecer, a pesar de que no gustó en el Pentágono. Pues no se propone atacar el estamento militar sino que el mismo estamento retirará las manzanas podridas como este impresentable coronel, es decir, la raíz del problema ha estado en las conductas individuales y nunca en el propio sistema. Y lo que se impone después de todo es el aparato legal norteamericano.
Antonio Morales
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