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Voto de Antonio Morales:
6
Romance. Comedia Continúa el ciclo de Antoine Doinel tras "Los cuatrocientos golpes" y "L'amour à vingt ans". El protagonista (Jean-Pierre Léaud), tras ser expulsado del ejército por insubordinación, visita a su antigua novia, Christine (Claude Jade) cuyo padre le encuentra a Antoine un trabajo temporal como vigilante nocturno de un hotel. Sin embargo, por culpa de un detective privado, pierde el empleo el primer día. Para compensarlo, el detective le ... [+]
22 de abril de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Truffaut decidió resucitar a su “alter ego” Antoine Doinel apoyándose en la base de su talento y su naturaleza de autor, el realismo al estilo Renoir, centrado en los pequeños acontecimientos de la vida diaria y en personajes auténticos llenos de vida. Doinel ha crecido y es un joven adulto algo marginal, que se ha adaptado mal a la sociedad. Apenas liberado de la mili, asistimos a sus aventuras y desventuras en el trabajo, el amor y las relaciones sociales, el argumento es simple y lineal, dejando mucho espacio para la improvisación y los detalles autobiográficos de su autor. Truffaut utilizará a menudo este método de “verificación a través de la realidad” para darle consistencia y autenticidad a sus recuerdos.

El rodaje de “Besos robados” (precioso y romántico título), es uno de los periodos más excitantes de la vida de Truffaut, tras ser destituido en febrero el amigo y director de la Cinemateca Francesa, Henri Langlois por una oscura maniobra de André Malraux, entonces Ministro de Cultura, Truffaut encabeza una protesta contra una maniobra que pretende recortar las libertades, nos acercamos a Mayo del 68, Francia sufrirá una revolución cultural y de protesta social contra el régimen autoritario de Charles De Gaulle. Truffaut encabeza una insurrección que afecta al Festival de Cannes de aquel año, dividiendo su tiempo con el rodaje de esta película.

Hasta “Besos robados” su cine seguía los pasos de una modernidad que él había ayudado a imponer, una modernidad prudente, moderada, bajo la influencia de los maestros. Esta película, marca el regreso, sorprendente, a la tradición francesa del vodevil popular, defendido con las actuaciones de los numerosos intérpretes que se reparten los primeros y segundos papeles, pintorescos y truculentos. En esta película Michael Lonsdale y Delphine Seyrig componen unos personajes inolvidables, imprescindibles para el encanto de la película. La mejor comedia de Truffaut, en mi opinión, por la frescura de sus imágenes, por su cotidianidad auténticamente nostálgica y real. Las escenas de amor están llenas de ternura, autenticidad y belleza.
Antonio Morales
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