Algunos usuarios suelen despreciar el viejo cine español por absurdos prejuicios difícilmente justificables, seguramente sin haber visto muchas películas que guardan una calidad artística muy digna, o porque han visto algunas que no estaban a la altura de lo esperado, yo procuro ver todo el cine español que puedo, independientemente de que luego me guste más o menos, pero lo que si es seguro que me suelo llevar muchas sorpresas agradables, aunque “La niña del patio” no es de las mejores creo que cumple con su intención principal, que no es otra que la de hacernos pasar un rato agradable, y en gran medida lo consigue.

Rodada prácticamente en estudio, se trata de un producto de entretenimiento y disfrute de nuestras raíces culturales, una sencilla y folclórica comedia musical que bajo el pretexto de una historia poco original, pero llena de gracia y salero, se suceden escenas de situaciones jocosas y números musicales diversos como, la copla, el flamenco, el chotis y hasta figuras invitadas como Juanito Valderrama y Dolores Abril en un mano a mano por una noble causa, la de ayudar económicamente a unos apurados vecinos. La trama tiene lugar en una corrala típica madrileña donde lo castizo y lo andaluz se hermanan entre una comunidad de singulares vecinos. Veteranos actores del cine español y estrellas de la canción como Estrellita Castro, Pepe Blanco, mas los clásicos secundarios de la comedia española forman un grupo humano atractivo para un tipo de cine mayoritariamente popular.

La vida en un patio de vecindad madrileño se ve alterada cuando un tarambana deja a una niña huérfana al cuidado de su tía soltera. No falta el sentimentalismo y la gracia infantil de una niña prodigio que baila con un arte y salero descomunal. La pequeña es la protagonista de esta comedia en la que unos vecinos deciden organizar un espectáculo flamenco dirigido por Coralito (la Castro), una antigua y fantasiosa artista, y en el que por supuesto la estrella es la niña Rocío, atrayendo turistas para recaudar fondos y evitar el desahucio de uno de sus vecinos más queridos, por parte de un siniestro administrador. Una película simpática sin excesivas pretensiones artísticas, convencional y que se marchita en el rincón del olvido. De no ser rescatada por alguna cadena nostálgica nadie la echaría de menos, excepto los amantes de este tipo de cine.