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Voto de Antonio Morales:
8
Drama Crisis de los misiles de Cuba. En octubre de 1962, una serie de fotografías aéreas obtenidas por aviones norteamericanos revelaron que los soviéticos estaban instalando en la isla misiles que podrían alcanzar gran parte de los Estados Unidos. Para obligar a la URSS a desmantelarlos, el presidente John F. Kennedy y sus colaboradores decidieron el bloqueo de la isla. (FILMAFFINITY)
28 de noviembre de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con motivo de la muerte del dictador cubano que toda la progresía lamenta y evoca, pero que, por supuesto, ninguno ha padecido ni estaba dispuesto a sufrirlo, sólo a elogiarlo desde la comodidad del sofá y la moqueta, desde la lejanía admirando un régimen marxista que ha condenado a su pueblo al exilio y a la miseria económica, me han dado ganas de volver a revisar y apuntar algunas reflexiones cinéfilas “contaminadas por la vida”, como dice un compañero al que admiro aunque no comulgue con sus ideas, sin ánimo de aburrir al personal con datos enciclopédicos de Wikipedia, que todos pueden consultar. Sin duda, el mejor film de Roger Donaldson, poco valorado como “13 días” que recrea la famosa crisis de los misiles, propiciada por el Comandante Castro al echarse en manos de los soviéticos perpetuándose en el poder y permaneciendo casi 50 años como grano molesto de los yanquis.

Gracias a un espléndido guión, donde no faltan las significativas imágenes de las explosiones atómicas, lleno de tensiones personales y estrategias políticas al borde de la una guerra nuclear, el film supone un cierto prólogo al “JFK” de Oliver Stone. Me refiero concretamente a los halcones del Gabinete de Pentágono que asesoraban al presidente Kennedy, durante la instalación de los misiles soviéticos en Cuba, dejando claro la aversión del estamento militar contra los Kennedy, John (Bruce Greenwood) y Robert (Stiven Culp). Pues el “JFK” de Stone deposita cargas de profundidad a la relación de los poderes fácticos con la familia católica de Massachussets. Prueba de ello es la imagen fordiana en que las dos sombras de los Kennedy reflejadas en el porche de la Casa Blanca, insinúan claramente lo que es de sobra conocido por la historia (spoiler).

Junto a los Kennedy tiene un papel muy relevante, el consejero político Kenny O´Donnell (Kevin Kostner), compañeros de juventud y carrera política que protagoniza dramáticamente el film, mostrándonos la guerra psicológica que se dirime en los despachos, es también la alta política, como una partida de ajedrez en el tablero geográfico del mundo. La villanía en el film, y ahí reside su mérito, que algunos no captan, no está en los soviéticos ni siquiera en Castro, sino en el poder militar deseoso de poner en marcha la maquinaria bélica para reparar los errores cometidos en “Bahía de cochinos”, el frustrado derrocamiento del tirano Fidel, sin pensar en las consecuencias que podrían devenir.

La bondad apunta pues, a los Kennedy y su asesor de confianza, ambos demócratas, católicos practicantes que temían por una catástrofe irreversible. La excelente puesta en escena de Donaldson, con gran pulso narrativo, sus 140 minutos pasan enseguida, reflejado mediante panorámicas bélicas de acción y ataque, planos medios y cortos, donde la tensión es constante en los responsables políticos cercanos al presidente, la presión de la prensa, y la soledad del dirigente a la hora de tomar decisiones de responsabilidad que puede afectar a muchos millones de seres humanos, así como a sus propias familias. Todo ello se completa con imágenes en blanco y negro, cuya función principal es recordar que estamos ante una reconstrucción de la realidad, un fragmento de la Historia, casi un documento por su veracidad. Y es que, el sol debe salir cada mañana y lo que el hombre estropea debe saber recomponerlo y solucionarlo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antonio Morales
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