Finalizada la posguerra y tomando perspectiva del hiriente pasado, del tiempo dejado atrás, la sociedad se asomaba a la España del desarrollismo, una nueva esperanza llena de ilusiones y proyectos, que Fernán-Gómez traslada de forma intuitiva con gran habilidad a la pantalla, creando un estilo irreductible de costumbrismo, literatura y teatro. Un crisol de situaciones jocosas que sufren los personajes que les hacen atisbar con resignación las jugarretas que el destino les depara en lo cotidiano. Como los buenos clásicos, su lectura es sencilla y aparentemente simple, pero en realidad su estructura está muy elaborada y oculta una gran complejidad.

Una comedia costumbrista del polifacético maestro, que recrea las tribulaciones de un matrimonio de clase media en Madrid. La prolongación de su anterior película “La vida por delante” que tras tener problemas de exhibición, consiguió estrenarla con gran éxito de público que le garantizó esta continuación del matrimonio entre Antonio y Josefina (Fernando Fernán-Gómez y su entonces pareja sentimental Analía Gadé, ambos espléndidos con su naturalidad), convirtiéndose ambas películas en un acertado díptico social de los años cincuenta (concebido así, desde el principio del proyecto). Aquí retoma los personajes de su anterior película, ella doctora, el abogado, intentando abrirse camino y labrarse el futuro. El argumento sigue mostrando las dificultades de la pareja que esperan un hijo, planteando una comedia más aguda y punzante que la anterior.

La trama, amena e inteligente, aunque aparentemente ingenua, esconde una singular mirada sobre los entresijos del mundo de la familia según el cineasta. Con un sobrado dominio técnico de la puesta en escena, heredado de su aprendizaje en anteriores películas menos logradas que le sirvieron de formación cinematográfica. La familia le sirve al cineasta para dar rienda suelta a sus digresiones totalmente alejadas de una imagen idílica. Una película sincera y realista desde un planteamiento bastante moderno y adelantado a su época. Una certera diatriba contra la hipocresía social, fruto del régimen político y social imperante. Muy destacable, me parece el hecho de que los personajes, en cierto momento interpelan al espectador, como método de implicar emocionalmente al público.

Un film entrañable con escenas antológicas, creadas desde el talento innato de este gran cineasta. Todo ello gracias a unos secundarios muy cuidados por el autor, cómicos inolvidables del cine español, Manolo Morán, Paco Camoiras, Rafaela Aparicio y tantos otros. “La vida por delante” y “La vida alrededor” constituyen, como decía anteriormente un díptico, una obra perfecta que refleja una época, que describe una sociedad, mucho mejor que un libro de historia y todo ello con más mérito si tenemos en cuenta a la temible censura con sus tijeras implacables.