No tiene la calidad narrativa de “Carne de horca” de Ladislao Vajda, pero está entretenida, siempre desde una órbita romántica y gentil, mitificando a ladrones, aquí un señorito de clase alta, a diferencia de héroes humildes como Luis Candelas o José María “El tempranillo” que se convirtieron en leyendas populares, que robaban a los ricos para repartir a los pobres. Cántabro fundador de su propia productora, José Buchs, fue un actor y más tarde director considerado grande en el cine mudo, que le costó mucho adaptarse al sonoro, en el que sus trabajos fueron esporádicos. En esta ocasión muestra el mundo de la aventura de bandoleros contrabandistas, nobles, militares y políticos en el marco de la situación socio-política de la España de principios del siglo XIX. En el film aparece destacado el folclore andaluz: el flamenco, la copla, los toros. Historia claramente emparentada con la leyenda de El Zorro, de las lejanas tierras californianas y mejicanas.

La película narra con buen pulso cómo, el descontento popular contra el reinado absolutista de Fernando VII va en aumento. Don Juan de Mairena (Roberto Rey), es un caballero andaluz, aventurero y romántico que lucha por un ideal y un amor. Audaz con el capote ante los toros y también aficionado a lances de faldas, ha comprometido en la causa liberal su fortuna y su vida. Don Juan de Mairena es también "El Enmascarado", líder carismático de una partida de contrabandistas que trae en jaque al bando realista y, además debe pagar con urgencia una importante suma en deudas de juego. Don Juan se ha enamorado de Isabel, confinada desde niña por su tutor, para evitar que averigüe la identidad de sus verdaderos padres, muertos muchos años atrás.

Técnicamente es correcta y tiene una excelente ambientación artística de suntuosos decorados expresivos. Resulta paradójico que la industria del cine español, no explotase la enorme riqueza cultural e histórica que supuso la época del nacimiento de los bandoleros en tierras andaluzas, en esta ocasión sucede en Sevilla, rebeldes que se sublevaron contra las injusticias, que tuvieron en jaque a las fuerzas opresoras de la zona. Las escarpadas montañas y los estrechos desfiladeros de la árida geografía andaluza eran refugio y territorio propicio para sus hazañas y leyendas contra el poder establecido, gozando de la simpatía y apoyo del pueblo llano. ¿Porqué no se profundizo en éste tipo de cine?, como hicieron los americanos con el western, género genuino que supieron darle el tratamiento épico de leyenda que aquí no se le supo dar, un filón cinematográfico que dejamos perder, salvo contadas excepciones que incluyen la serie de Curro Jimenez que tanta aceptación tuvo.