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Voto de Antonio Morales:
8
Western Dos jinetes llegan a Dodge City persiguiendo a un hombre. Es el Día de la Independencia, y la gente se arremolina en torno al premio del concurso de tiro, un rifle único: el Winchester 73. Lin McAdam, uno de los forasteros, gana el concurso, pero uno de sus contrincantes se lo roba y huye. El rifle va pasando de mano en mano: de un traficante de armas a un jefe indio y después a un forajido. Mientras tanto, continúa la persecución. (FILMAFFINITY) [+]
15 de diciembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primer trabajo conjunto de un equipo formado por el director Anthony Mann, el actor James Stwart, el guionista Borden Chase y el productor Aaron Rosemberg para la Universal, luego seguirían unos cuantos westerns más. El rifle como símbolo de orgullo y poder que pocos disfrutaron, entre ellos el presidente Grant y Buffalo Bill. Sin adquirir la categoría de autentico protagonista, deviene en pretexto y catalizador. Su recorrido de mano en mano marca la estructura circular del relato. Un western itinerante levantado sobre la imagen fratricida de dos hermanos, una historia con ribetes de tragedia clásica.

Un flamante winchester modelo 1873 pasa por las manos de 8 hombres: dos pistoleros, dos soldados, un traficante de armas, un cobarde, un jefe indio (Rock Hudson) y un justiciero. No es, sin embargo, la posesión del rifle el motor de este clásico western de Anthony Mann, uno de los cineastas clave en el género. Aunque el arma sea, efectivamente, el señuelo que conduce la narrativa, en el fondo, el autentico propósito de esta historia, es la venganza. El odio asoma siempre en los ojos de Lin McAdam (James Stwart) que persigue constantemente a Dutch Henry (Stephen McNally) para vengar la muerte de su padre. Dicha persecución está jalonada por diferentes aventuras y situaciones que tienen como denominador común el famoso winchester.

En este film amargo impera el diálogo de las armas, y más concretamente la oposición entre arma corta y arma larga, entre revólver y carabina de repetición, que en cierta manera significa el progreso. La apariencia juega también un importante papel, por ejemplo, la tensión que se crea durante el concurso de tiro no está generada por la competición en sí misma sino por las relaciones personales entre los dos finalistas; el rifle como premio del concurso de tiro, es el objeto que a falta de las armas para un duelo a muerte entre los dos hombres, servirá como catalizador de la violencia reprimida. Este western violento, árido y apasionado, debe buena parte de su fuerza a la crudeza con que se muestra la violencia, a la armónica integración del hombre en el paisaje.

Uno de los aspectos destacables es el personaje de Lin McAdam, un héroe dolorido, atormentado, atosigado por debates interiores, sin futuro hasta que pueda liberarse de su pasado. Otro gran aspecto de la película radica en el tratamiento del personaje de Dutch Henry, gran villano pero si analizamos su trayectoria en el film, veremos que es un perdedor absoluto, construida en una sucesión de frustraciones, en efecto, todo lo que planea… ¡le sale mal! ¡Difícilmente puede haber un villano tan desdichado en la historia del western! Estudiar esta cadena de frustraciones insertándolas en una película que tiene como centro el azar y la culpa, la venganza y el destino, puede dar lugar a más de una jugosa reflexión, si analizamos profundamente los westerns de Anthony Mann, que fue uno de los grandes del cine clásico.
Antonio Morales
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