Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
6
Drama Durante su amarga vejez, el protagonista va recopilando los fragmentos de un diario escrito en diferentes épocas de su vida. Así conocemos su infancia en el pueblecito vasco de Lúzaro, su juventud soñadora en tierras gaditanas, sus venturas y desventuras como capitán de fragata y, sobre todo, la fascinación por su tío Juan de Aguirre, trasunto de antiguos marinos vascos y verdadero héroe de la novela de Pío Baroja, cuya vida aventurera ... [+]
19 de octubre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los mitos más aceptados universalmente es el de la inocencia de los niños. Lo maravilloso de esta película de aventuras es que está vista desde la percepción infantil, sin que eso nos impida que nos demos cuenta de que no son conscientes de muchas de las cosas que suceden a su alrededor. Decía un poeta griego que hay tres clases de hombres: los que viven, los que mueren y los que están en el mar. También decía que antes de vivir, hay que navegar. Narrada en varios “flash back” nuestro protagonista nos acerca a su vida y vivencias, ser marino como toda su estirpe familiar.

Excelente adaptación de la novela homónima de aventuras de Pío Baroja, un escritor vasco de buena ley que tiene en su haber aquella frase célebre propia de un hombre sabio y culto: “Los nacionalismos se curan viajando”. Novela en la línea de escritores aventureros como Jack London o Joseph Conrad, aunque él personalmente nunca practicó la fisicidad de la aventura real, pues siempre fue imaginada y relatada pero nunca vivida. Arturo Ruiz Castillo fue un cineasta culto y preparado, un intelectual amigo de Federico Gª Lorca durante la república y que venía del mundo del cortometraje, cuyo debut en el largo sería con esta estupenda película de aventuras marítimas que cuenta con la música de Jesús García Leoz y la fotografía en un excelente tono de matices del blanco y negro del maestro Manuel Berenguer.

La historia surge en la madurez elevada de Shanti. Durante esa melancólica época, el protagonista nos narra los recuerdos de su ajetreada vida, desde su más tierna infancia, hasta saber la verdad oculta de su familia, los Aguirre. Shanti Andia (Jorge Mistral), descendiente de una casa nobiliario antigua de Guipúzcoa, asiste todavía un niño, al funeral y posterior entierro de su tío Juan de Aguirre (Manuel Luna), aunque la criada de la casa, le advierte en secreto que su tío no ha muerto y que la caja está vacía, porque su tío era en realidad un pirata que se dedicaba al trabajo de la esclavitud, que está preso en un pontón de Inglaterra, pero que su abuela ha decido darle por muerto. Esta historia despierta en Shanti la fantasía, y su tío se convierte en un personaje fascinante para la mente del niño que, tras pasar su infancia en el pueblo de la costa vasca de Lúzaro, está decidido en convertirse como Don Ciriaco, un amigo de la familia, en piloto de fragata, recorriendo los mares.

La puesta en escena es vigorosa y creativa, aunque deudora del peso de unos diálogos excesivamente literarios que no lastra en demasía el desarrollo cinematográfico, pues la magnífica interpretación de los actores hace creíble la trama, así como lo interesante de la historia permite mantener el interés. Hay misterio e imprudencias, amores y fracasos, no falta el cante y el folclore hispano, la aventura física y moral que deviene en una odisea humana como consecuencia de esa aventura. Recreando un mundo mitológico de los peligros del mar, de piratas y negreros que traficaban con la raza humana. Una película insólita y muy alejada de los estándares del cine español de los años 40.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow