Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
7
Drama El día de su tercer cumpleaños es una fecha determinante en la vida de Oskar. No sólo es el día en que toma la decisión de dejar de crecer, sino que recibe su primer tambor de hojalata, objeto que le acompañará el resto de su vida. Basada en la famosa novela homónima del escritor y premio Nobel de literatura Günter Grass. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El alemán Volker Schlöndorff pertenece a esa ilustre galería de cineastas europeos que durante los años 60 y 70, revitalizaron el panorama cinematográfico del viejo continente, entre sus mejores obras se encuentra “El tambor de hojalata”, ganadora del Oscar extranjero y vencedora en Cannes junto a “Apocalypse Now” de Francis Ford Coppola en 1979. Adaptación de la novela homónima del premio Nobel Günter Grass en la que recrea los tiempos convulsos previos a la llegada del nazismo al poder, la mediocridad de una sociedad pequeño burguesa vista a través de la mirada de Oskar, un niño alemán que al cumplir los tres años se niega a seguir creciendo, tras regalarle sus padres el tambor que da título al film.

Posiblemente no se trate de un film magnífico como se proclamó en su época pero tampoco es, ni mucho menos, una obra que deba caer en el olvido por más que buena parte de sus méritos sean patrimonio del texto original del escritor Grass y adaptador Jean-Claude Carriére. Sin embargo más de 30 años después de su estreno, la película es ingeniosa e incluso brillante a todos los niveles, tanto en lo que se refiere a su exposición de los hechos – una metáfora sobre la historia de la Alemania de mediados del siglo XX narrada desde el insólito punto de vista de un adulto con cuerpo de niño – el cineasta presume de un sentido de la imagen, no exento de inesperados toques de ironía al que hay que reconocer su mérito.

“El tambor de hojalata” conserva a día de hoy como principal atractivo, un ingenioso juego estético que se desarrolla a dos niveles. Por un lado, el ingenio del escritor, las peripecias de Oskar, pequeño en estatura pero grande en intelecto y capacidad reflexiva se desarrollan sobre el telón de fondo histórico en pleno proceso de cambios sociales y políticos. Por otro lado, el ingenio del cineasta, una digresión sobre la evolución estética del cinematógrafo. Consistente en el divertido prólogo del film, en el que se nos detalla el pintoresco origen de la familia de Oskar, está rodado con la estética que retrotrae la del cine mudo. No es casual que el parto de Oskar, personaje bajo cuyo punto de vista se desarrolla el relato, esté visualizado en plano subjetivo, del mismo modo que los momentos más relevantes de su existencia se encuentren subrayados, bajo el signo de lo fílmico.

Las manifestaciones recuerdan al cine de Leni Riefensthal, y a medida que Oskar se integra en la “troupe” del espectáculo de los enanos, las imágenes se tiñen de la fantasía del universo de Fellini. Tampoco es casual, ese grito agudo liberador de la rabia que siente en ocasiones Oskar, capaz de destrozar todos los cristales y vidrios cercanos, están emparentados seguramente como una metáfora de la irrupción del cine sonoro que acabó destrozando el cine anterior silente que habíamos conocido. Todo ello dota al film de una peculiar atmósfera, poética e indescriptible, que se ve reforzada por pequeños apuntes surrealistas que contribuyen a una obra muy estimable.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow