Le Petit Prince es una adaptación de la historia creada por Antoine de Saint-Exupery; es además uno de mis libros favoritos, cuando era niño lo llevaba a todos lados y fue el primer libro que me hizo llorar. Por eso se pueden imaginar que estaba algo reticente al entrar a la sala de cine, temía por el bienestar de aquella historia que me acompaño durante mi niñez. Afortunadamente estaba en buenas manos, Mark Osborne (Kung Fu Panda) trato con tanto respeto al relato que mi lado fanático estuvo satisfecho. Si bien la película no es perfecta, se puede sentir la magia del relato original saltar por fuera de la pantalla y maravillar a la audiencia.


La historia en sí trata sobre una pequeña niña que esta inmersa en un mundo adulto, donde tiene que entrar a la academia perfecta, tiene que conseguir un buen trabajo y cada aspecto de su vida esta estrictamente determinado por su madre. Pero al fallar el ingreso a la prestigiosa academia deben moverse al Plan B, mudándose a un nuevo vecindario donde tienen como vecino a un exuberante anciano que termina siendo no otro que el Aviador del relato original. Es él quien se encargará de ayudar a esta niña a escapar de las grises garras del mundo adulto, contándole su historia, de cuando conoció al Principito. Es así como la película empieza a balancear estos dos mundos, por un lado la realidad y por el otro la historia de El Principito, ambos claramente separados gracias a los diferentes estilos de animación de cada uno. Cabe destacar la belleza de las imágenes de este film; si bien los momentos en el mundo real no tienen la calidad de animación que otros estudios grandes pueden tener, como Pixar, las paletas de colores claramente diferenciadas y algunos elementos casi artesanales se encargan de darle una vida propia a cada escenario. Además los momentos en que nos adentramos en la clásica historia de El Principito nos encontramos con un mundo tan tangible que casi lo podemos tocar. Todo esto acompañado de la música de Hans Zimmer y Richard Harvey con la dulce voz de Camille Dalmais hacen de este film un deleite para la vista y oidos por igual.

Lamentablemente, cuando vamos llegando hacia la mitad del relato y los dos mundos que antes estaban separados se unen, la película cambia el código y se termina convirtiendo un un clásico relato con un villano que se ve algo forzado y una distopía que desentona completamente con lo que venía proponiéndose. No voy a develar mucho de lo que sucede al final, pero es un clásico síntoma de lo que denomino Síndrome Pixar (ya realizare una reseña sobre este asunto) y que no es algo muy positivo para la película.

Particularmente me hubiera gustado un mayor desarrollo del personaje de la Madre, ya que había indicios de que había una historia interesante para contar. Pero la película la trata bastante unidimensionalemente y no se llega a entender el por qué es tan exigente con su pequeña hija.

Sin embargo, a pesar de estos pequeños problemas, la película es altamente recomendable, tanto niños como adultos serán capaces de disfrutarla. El uso clásico de la iconografía de El Principito, es decir, los dibujos de Antoine de Saint Exupery están presentes y eso sin lugar a dudas ayudará a que los niños puedan hacer un salto de la película a leer el libro. Además la temática habla sobre la perdida, sobre la dificultad y consecuencias de crear lazos con las demás personas, temas que sin lugar a dudas pueden ser muy positivos para la audiencia infantil.

En un presente donde las películas infantiles parecen ser simples comedias sin un gran trasfondo ni verdaderas enseñanzas para los niños (caso Minions) es bueno ver una película que se anima a un poco mas. Junto a “Inside Out”, “Le Petit Prince” es una de las grandes propuestas en animación de este año.

CALIFICACION: B