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Voto de ialpresa:
8
6,2
156
Animación
Trabajo experimental que combina la imagen real con la animación, unión de los hermanos Quay y Karlheinz Stockhausen, rodada en color y blanco y negro. (FILMAFFINITY)
26 de mayo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este cortometraje de los hermanos Quay consigue que penetren en nuestras cabezas los ecos que retumban en la cabeza de una mujer internada en un manicomio. El carácter discontinuo de la música y los planos sugiere un mundo entorno también discontinuo (y, en esa medida, ajeno e inabordable) que refleja las discontinuidades psíquicas de la paciente esquizoide. Para enfatizar lo ajeno del mundo entorno, éste se revela impasible e impersonal: las figuras aparecen cortadas, las personas de espaldas o mostrando únicamente sus pies (en todo caso, nunca los ojos), etc. Paralelamente, hay en el corto un regusto que recuerda a los escritores cuando acometen, a solas, el descenso a las cavernas tenebrosas de su espíritu, cavernas laberínticas que pueden llegar a atrapar y paralizar a los osados, como si de arenas movedizas se tratara.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
De entre todas sus impactantes imágenes, cabe destacar las siguientes: en primer lugar, la mujer escribiendo cartas compulsivamente, aparentemente repitiendo hasta la extenuación el mismo mensaje, como si estuviera pidiendo ayuda, aunque sus gritos (mudos, pues en ningún momento se recurre propiamente a un grito) de auxilio quedan en nada, nadie los escucha (pues confunde el reloj de pie con un buzón), más que ella misma, como un eco propio; por otra parte, en según qué imágenes, se diría que los dedos de la mujer son lombrices, e incluso, agudizando la imaginación, lombrices que consuman una emboscada a su presa, a saber, el rastro que el lápiz va dejando en el papel, dibujándose así una situación sórdida y enfermiza, cuanto menos; finalmente, una imagen inquietante es la de la mujer cuando hace correr con sus propias manos las manillas del reloj, lo que podría significar que, para la interna, el tiempo no pasa en esa habitación, que no hay diferencia entre un segundo anterior y un segundo posterior, pues todo se repite, como si esa habitación fuese un infierno de eterno presente, un infierno sin tiempo.