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España España · Miranda de Ebro
Voto de la28:
9
Drama Durante el gobierno de Margaret Thatcher, la mina de carbón de un pueblo del norte de Inglaterra está a punto de ser cerrada. La banda de música de los mineros, toda una institución con más de un siglo de historia, también corre el peligro de desaparecer. A pesar de ello, Danny, el líder de la banda, exhorta a sus compañeros para animarlos a seguir compitiendo en el concurso nacional. (FILMAFFINITY)
21 de julio de 2007
22 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tocando el viento (Brassed off) es una película que pertenece al género de crítica social “postatcheriana”, últimamente muy consolidado en el cine británico. A este nuevo género -que incluye tanto comedias como dramas- pertenecen Rif-raf (1991), Lloviendo piedras (1993), ambas de Ken Loach, o la proverbial Full monty (1997) de Peter Cattaneo. No obstante, Mark Herman, director de Tocando el viento duda a la hora de ubicar su película: “Una de las cosas más difíciles es encuadrarla dentro de un género. No es una comedia, aunque tiene elementos cómicos. No es un drama aunque haya situaciones tristes y, espero, conmovedoras. Y, a pesar de la importancia que en ella tiene la música, no es de ningún modo un musical.”
Un pueblo sufre la amenaza de cierre de la mina de carbón de cuya explotación subsiste. Alrededor de las consecuencias de este hecho se entretejen las diferentes historias de algunos de sus habitantes, que comparten la pertenencia, crucial en el relato, a la emblemática banda musical de la mina.
En esta narración coral destacan la riqueza de matices de los comportamientos y personalidades de los protagonistas, así como el planteamiento de situaciones donde no les es nada fácil decidir “si blanco o si negro”.El espectador será comprensivo con el punto de vista de cada personaje, porque Mark Herman consigue que nos sintamos dentro de la piel de estos individuos. Según el crítico García Oliveri “es una obra que no sólo emociona, divierte, entretiene, deleita con su música y hace pensar. Además hace bellamente diana en un problema de fondo: esa autoestima que todo ser humano necesita y que tantos gobiernos se empeñan en negarle.”
Mark Herman, director y guionista de este filme, consigue de los actores y actrices un trabajo redondo, perfecto. Aunque nadie desafina en este hermoso concierto de interpretaciones, es sobresaliente el trabajo de Peter Postlewaite (el director de la banda), sobrio y contundente, imprimiendo una credibilidad absoluta a su personaje, que transita un camino por el que nadie quiere andar pero que, al final, conduce a donde todos quieren.
Otro elemento que aporta calidez y belleza a esta historia es la fotografía, a cargo de Andy Collins. El pueblo, las instalaciones mineras que podrían sugerir un entorno sucio y agresivo, están tratados con luces suaves y planos agradecidos; el resplandor dorado de los instrumentos de viento parece atenuar las tragedias de sus propietarios.
Tampoco puede olvidarse la importancia de la música que, de manera notable, se convierte en vehículo narrativo; mientras la escuchamos se suceden acontecimientos que no necesitan palabras. Pero la palabra también es importante en esta obra; oiremos frases que nos acompañarán después de acabar la proyección: “si la ayuda sirve de algo eres un héroe, pero si no sirve eres un entrometido”, o diálogos que expresan lo que parecen no decir....
Gloria- ¿Quieres subir a tomar café?
Andy- No tomo café
Gloria- Y yo no tengo café.
la28
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