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Voto de Diego Deltell:
1
Drama. Intriga Un grupo de niñas vive en un internado. La obediencia es primordial y aquélla que trate de escapar será condenada a servir a las demás y a permanecer en el internado para siempre. Oculta por el follaje, una chimenea de metal da acceso a pasajes subterráneos que conducen a los sótanos de cinco casas diseminadas por un gran parque, aislado del mundo exterior por un inmenso muro sin puertas. En una de estas casas, varias niñas se reúnen ... [+]
17 de diciembre de 2007
39 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imagino que todo el mundo ha oído decir alguna vez: "Esa peli tal o esa obra de teatro tal es un petardo". Bueno, pues ese petardo al que hacen referencia es, concretamente, esta película. Petardo gordo (de esos de papel cartón que se envuelven como si fueran un caramelo) con mecha larga, tan larga, tan asquerosamente larga que consigue que uno acabe suplicando desesperadamente que le explote de una puñetera vez en los morros y así finalice la agonía.

Esto es una suposición, en absoluto contrastada: la directora tiene un amiguete (por supuesto, con perilla y coleta) que le ha conseguido una cámara, así que decide reunir a todas sus sobrinas y a las amigas de éstas y grabar una peli. "¿Sobre qué? ¿Tenemos argumento?", pregunta el perilla. "No, pero a los intelectuales les encanta eso, que la peli no vaya sobre nada." Y dice el de la coleta: "Pero yo no tengo experiencia grabando". "Tanto mejor. Más cine de autor, más interesante. Ya verás, nos van a adorar." Así que les dicen a las criaturas: "Poneos ahí y haced como que sois amigas y saltad a la comba superfelices." Fin de la suposición.

Se ve todo: a las niñas perdidas, sin pajolera idea de lo que están haciendo o para qué, se las ve a las pobres que no saben qué hacer con las manos, que no saben cómo moverse o hacia dónde, se ve cómo entran en las habitaciones y cómo intentan seguir la coreografía que les han marcado (tú coges eso, tú te sientas ahí, tú miras por la ventana como si acabara de llegar el coco...), se ve que están más agarrotadas que una farola (es que tiene delito que alguien pretenda que cuarenta niñas le interpreten a cuarenta personajes, como si no fuera difícil ya que un sólo niño te cumpla más o menos bien en una película, con lo delicado y complejo que es de por sí el oficio de actor). Lo único que falta (imagino que lo suprimirían del final de cada toma) es que las crías miren a cámara y digan que se están aburriendo.

Anda que vaya lata de sardinas, vaya pedrada, vaya tomadura de pelo. Cómo se nota que sobra el dinero y que cualquier propuesta mediocre alcanza la financiación con la excusa del simbolismo y otras memeces de cinéfilo trasnochado. Talento es lo que falta. Qué poquito hay, narices.
Diego Deltell
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