Una narrativa antigua, que algunos jóvenes sensibles con poca experiencia valorarán positivamente, como ha sucedido en esta página; al extraer las esencias más comunes a las novelas de Austen, o incluso en algún momento de las hermanas Brönte. Aunque sin negar su valor literario, no olvidemos que las citadas autoras hace mucho tiempo que se deslizaron y escribieron en este nuestro mundo. No quiero decir con ello que su literatura no tenga valores intrínsecos, pero reconoceréis conmigo que son escritos que leemos con agrado pero muy superados, por una sociedad que los ha dejado atrás pese a su evidente calidad.

Las películas basadas en novelas corren siempre el riesgo de mostrar en pantalla un historia coja, incompleta y hasta lejana. Quienes han leído primero el libro, disfrutan o reniegan del proyecto cinematográfico, pero ninguno de ellos logra ser imparcial totalmente.

Para mí, una novela y una película basada en el libro son dos géneros distintos que no deberían mezclarse en nuestras cabezas y debieran ser valorados de manera independiente. Me sucedió con EL PERFUME, tanto la película como el libro me parecieron sublimes, porque tuve la capacidad de separar ambas y disfrutarlas de manera independiente.

Y ahora comentemos de una manera más directa En la playa de Chesil. No me ha trasmitido todo eso que valoran los críticos profesionales, o la mayoría de quienes votamos en esta página:
Construcción antigua, para una historia demasiado clásica. No empaticé con esas emociones contradictorias ya mostradas en multitud de ocasiones en el cine clásico, y con el mismo estilo.

Lamento no coincidir con la mayoría. Y eso que una de mis joyas es LOS PUENTES DE MADISON. Donde las dudas se hacen más que evidentes, reflejadas a traves de una narrativa sobria, y a los personajes se les permite expresar sus emociones, sin invadirlos. Eso mismo eché en falta en esta producción británica de Dominic Cooke.