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Estados Unidos Estados Unidos · Nueva York
Voto de Salvapantallas:
2
Drama Cuenta la historia real de Robin (Andrew Garfield), un joven atractivo, brillante y aventurero cuya vida da un giro drástico cuando la polio le deja paralizado. (FILMAFFINITY)
18 de noviembre de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robin Cavendish tiene polio. También se acaba de casar, tendrá su primer hijo y le fascina su trabajo. Pero tiene polio. De pronto, todo su organismo queda paralizado del cuello hasta los pies. La polio lo postra en una cama.

Esa realidad trágica es imperceptible en Breathe. A través de una narración complaciente, la historia real pasa a un segundo plano y queda evidente la intención de homenajear al personaje. En algunas partes del mundo a esto se le llama telefilm.

Robin tiene polio, pero un día decide dejar de quejarse y buscar soluciones a su condición con el apoyo de su esposa. La película está sumergida en miles de referencias a historias mil veces vistas. Quizás la más severa es el refuerzo al rol de entrega absoluta de la mujer. El estereotipo del amor incondicional. Y hasta esto, el único tema desarrollado entre ambos, se resuelve con un fácil “tu vida es mi vida, entiéndelo”.

Es difícil que una película repleta de superficialidades te rompa el corazón o te entretenga. La entrega es un elemento, pero están presentes en la historia real de Robin los conceptos de familia, la paternidad, la eutanasia, el libertad, el abuso de poder. El guión de William Nicholson ignora todo ello.

Es una incoherencia que Andy Serkis sea el director. Quizás el actor más versatil, arriesgado y experimental de Hollywood en los último cincuenta años. Al ponerse detrás de la compra por primera vez, presenta una película repleta de lugares comunes.

¿Cómo llevar una película de discapacidad a un nivel más verosimil? Basta con ver My Left Foot para tener una idea. Crudo drama rural con mensaje trascendente. O la más reciente Intouchables, sutil reflexión sobre las desigualdades raciales en Francia. Limitarse a hacer una película bonita y académica de una historia extraordinaria es un insulto al mismo personaje. La vida de Cavendish no es solo un ejemplo de perseverancia, sino es una crítica directa a las actuales convenciones sociales.

Este naufragio en la concepción de la película solo lo levantan un dúo interpretativo de alto nivel. Lo de Andrew Garfield luce natural, fresco y hasta parece que su propia personalidad aligerara el melodramático guión. Pero la estrella es Claire Foy. Imprime diferentes registros emocionales a un monótono personaje de una sola línea narrativa.

El error más grande es contar la historia de Cavendish como si siguiéramos en 1950. Todos sus diálogos no logran establecer una conexión con la actualidad.Parece algo muy lejano, de otro tiempo. Pero hoy, lo que se plantea en Breathe sigue siendo un problema en la sociedad, con otras enfermedades y en diversos escenarios. Es un pecado tener quince millones de dólares para presentar una oda a lo mismo de siempre.
Salvapantallas
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