A lo largo de 2016 los espectadores hemos podido disfrutar de buen cine con títulos tan notables como “Elle”, “Sully” o “Tarde para la ira”. Pero considero que es “Hasta el último hombre” el mejor largometraje del año. De hecho, lo digo sin miedo a equivocarme y sabiendo que me faltan muchas otras películas por ver. Y es que Mel Gibson, en su faceta como director, convierte en oro todo lo que toca. Han pasado diez años desde que se estrenase su “Apocalypto” y, desde luego, la espera ha merecido la pena.

El argumento de “Hacksaw Ridge” (título original) podría dividirse en dos partes (podrían ser tres si separamos el frangmento del entrenamiento). La primera se centra en la familia, la pareja y los ideales de Desmond Doss, interpretado por Andrew Garfield, un actor que promete en un futuro cercano y que, por el momento, ya le estoy esperando ver en el nuevo trabajo de Scorsese. Además, vemos a Hugo Weaving interpretando extraordinariamente al padre del protagonista y que supone (como Homer Simpson y el alcohol) la causa y a la vez solución de todos los problemas de su hijo Doss. La segunda parte es la Batalla de Okinawa, donde Desmond debe demostrar si es capaz de seguir sirviendo a su país tal y como dijo que defendería desde siempre: sin usar ningún tipo de arma.

La batalla, “en la que suele haber muertos” y vaya si los hay, está rodada de manera formidable, de tal forma que podemos vivir en el cine una experiencia única. Si hay una película que me haya alegrado ver en la gran pantalla, esa es la que nos ocupa. Por un momento pensaba que estaba en primera línea de infantería, pues acaba de nacer una seria competidora a la primera media hora de “Salvar al soldado Ryan” por mostrar la batalla más realista y cruda que jamás se haya rodado.

Sin embargo hay un pasaje concreto que resulta especialmente emocionante, la razón por la que esta película es especial, aquella en la que el soldado Doss reza una oración que dice así: “por favor Señor, ayúdame a salvar a uno más”. Porque en esta historia bélica, a diferencia de muchas otras de este género, el héroe no es aquel que más mata, sino el que más vidas salva.

Sí, le pese a quien le pese, Mel Gibson sabe dirigir como un grande. Es más, se puede considerar desde este momento como un extraordinario director. Solamente espero que siga esa estela porque eso significaría que tenemos cine por mucho tiempo.