Hay dos Cortés en nuestro cine. El pretencioso y aburrido de películas comerciales, curtido en "Buried" y ese bodrio llamado "Luces Rojas", y el tremendamente eficaz y casi "auteur" de la estupenda "La vida de nadie". Pues bien, esta "The pelayos" parece hecha por el primero, Rodrigo, y no por el segundo, Eduard.
La historia promete, ya que supuestamente contará los trucos y fórmulas de los Pelayo para hacerse ricos en los casinos de medio mundo. Pero no. De eso no encontrarán nada. Nunca sabrán por qué ganan o pierden. Nunca sabrán viendo la película todo el tiempo que llevó descubrir esos números que más se repiten. Ni el aburrido devenir de días completos observando, sin apostar. No. En la película llegan, y ganan. Así de simple.
Homar no es Gonzalo Pelayo. Quizá por la popularidad del personaje real, un tipo ególatra que pasea su palmito por todas las televisiones del país, ver a Homar recitando sus textos con la cadencia habitual de Homar y no con el tono chulesco del Gonzalo Pelayo real, llama la atención.
Y no hablemos de la incorporación de papeles de tonto para MA Silvestre o la inclusión de absurdos romances. Lamentable. Y lo peor de todo, aburrida.