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Voto de Vivoleyendo:
7
Drama Después de cuatro años de separación, Ahmad viaja de Teherán a París a petición de Marie, su esposa francesa, para resolver los trámites de su divorcio. Durante su estancia, descubre la conflictiva relación entre Marie y su hija. Sus esfuerzos para mejorar esa relación sacarán a flote un secreto del pasado. (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2014
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo de que el pasado, pasado está, y agua pasada no mueve molino... Pues no siempre es así. Todo lo que vamos haciendo repercute en quiénes somos, y el presente lleva la carga del pasado. A menos que uno sufra una amnesia severa y empiece desde cero una nueva vida totalmente distinta, portamos el bagaje de los años, de la memoria, de los recuerdos. Y hay actos irreversibles que no se pueden dejar atrás.
El iraní Farhadi ha rodado en Francia un drama sobre una familia disfuncional, en ese estilo sencillo, directo y sin florituras que tanto está en aumento. Sin banda sonora ni un despliegue técnico apabullante. La fotografía no incluye vistas grandiosas y la escenografía no pasa de los interiores corrientes de un par de casas llenas de los tiestos típicos que las familias acumulan, unas cuantas calles, una farmacia, una tintorería, un hospital y algún recorrido en coche.
Esta sencillez del envoltorio técnico, aparte de dar una impresión de identificación con ese ambiente del ciudadano medio del que tiene que hacer malabares para llegar a fin de mes (cualquiera del montón puede tener, con mucha suerte hoy día con la que está cayendo, ese tipo de casa, ese coche y alguno de esos empleos), acerca al espectador y lo hace cómplice, haciendo que se centre en lo que destaca en esta película, que es el tratamiento de los personajes y cómo van aflorando, al tirar poco a poco de la cuerda, conflictos, traumas, malentendidos y culpas. Si los actores adultos actúan francamente bien, los niños no se quedan cortos. Es un drama en el que hay que elogiar la labor de los más jóvenes y pequeños, porque me admira que un niño de pocos años, el que hace de Fouad, sea capaz de meterse en su papel de esa manera tan convincente. ¿Cómo se puede fingir esa tristeza, esas rabietas, esa melancolía, esa rebeldía propia de un chico herido que quiere respuestas a cosas que no tienen fácil respuesta, sin que se note que está actuando? Pues lo logra con creces.
Ali Mosaffa, entre el plantel adulto, tiene el rol más difícil. Desde que hace su aparición en el aeropuerto, captas su esencia amable y generalmente comprensiva incluso en medio de las tormentas. Sabe escuchar, tiene buena mano con los niños y es paciente. Tanto, que habiendo vuelto sólo para firmar el divorcio con su ex, todavía se implica en los problemas de ella y trata de ayudarla. Con ella he notado mucha menos empatía y no me ha simpatizado demasiado (en ello ha influido el ver a una embarazada fumando como un carretero, aparte de otros detalles muy chungos de su personaje). No he podido evitar pensar que él se merecía a una mujer más equilibrada y estable, y que acertaron al dejar la relación. O quizás es que no había otra salida posible. Parece que la muchacha no aguanta mucho con el mismo, y tiene a sus hijas en un vaivén de hombres que entran y salen (en la película se menciona que ha estado casada tres veces), con lo cual la hija mayor está un poco cansada ya de verlos pasar, de que ninguno se quede.
Para terminar de complicar el asunto, el último prometido de la neurótica madre no viene de rositas. Trae una losa bastante pesada sobre los hombros, y la atmósfera se ha estado enrareciendo. Cuando Ahmad, el anterior ex de Marie, se presenta para el divorcio, se encuentra con todo el marrón. La hija mayor de Marie, Lucie, de dieciséis años, está evitando a su futuro padrastro y tampoco desea ver a su madre, pasando el mayor tiempo posible fuera de casa. Y Fouad, el hijo de cinco años de Samir, el prometido de Marie, se porta mal y desobedece. Ahmad interviene y procura hablar con unos y con otros, siendo el agente catalizador. Y unas cuantas revelaciones irán saliendo.
Sí, a veces no se puede cortar así como así con el pasado, sobre todo si éste aún sigue vivo, latiendo en una cama de hospital.
Vivoleyendo
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