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Voto de Vivoleyendo:
8
Intriga. Thriller Después de ser secuestrado, Paul Conroy (Ryan Reynolds), contratista civil en Irak, se despierta enterrado vivo en un viejo ataúd de madera, sin más recursos que un teléfono móvil y un mechero. El teléfono podría ser el único medio que lo salvara de esa mortal pesadilla, pero la precariedad de la cobertura y la escasa batería parecen obstáculos insuperables en su lucha contra el tiempo: sólo dispone de 90 minutos para ser rescatado ... [+]
16 de enero de 2011
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran cine, sí señor. Y con qué sencillez. Un tío metido en una caja y eso da para hora y media de ahogo. Un móvil, un Zippo, una linterna y poco más. Con eso es con lo que cuenta Paul Conroy para tratar de escapar de la tumba en la que lo han metido.
Y lo que causa más impacto no es el monstruoso juego de intereses que pueda haber de por medio, que lo hay. Es meterte en el pellejo de un infeliz que siente cómo se le acaba el tiempo minuto a minuto y se agarra a cualquier atisbo de esperanza, que realiza un esfuerzo titánico contra la desesperación. Que atraviesa por todas las terribles emociones por las que podamos imaginar que atravesaría una persona que está atrapada bajo tierra a saber dónde. Asfixia, terror, ira, determinación, más asfixia, más terror, un pequeño alivio ante una voz consoladora, y vuelta a la desesperanza al sospechar que todo pueda ser un estercolero de mentiras, de conspiraciones, de basura que se tiene en más estima que la vida humana. Desde el único auxilio de un teléfono, Paul busca, jadeando de angustia, el aire que le va faltando, un poco de consuelo, un resquicio no sólo en la madera basta que lo aprisiona, sino en el pánico, y en alguna conciencia al otro lado de la línea telefónica en la que él necesita creer, alguien realmente capaz de sacarlo de ahí. Uno tiene que creer en alguna posibilidad, por nimia que sea.
Un escenario muy reducido, apenas un par de metros cuadrados, y un solo actor para plantear una situación claustrofóbica de las que pueden poblar las pesadillas más recurrentes (a cuántos nos da yuyu incluso la cabina de un ascensor), y un drama de implicaciones desde luego mucho más amplias de lo que uno se podría figurar ante una película que va sobre un tío metido en una caja.
Vivoleyendo
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