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Voto de Vivoleyendo:
6
Comedia Cierto día, Cándida, Visi y Nieves, las tres hijas de Marcelino, un pastor sabio y afable de un pueblecito del Pirineo Aragonés, viajan a Madrid a probar fortuna. En la capital las tres mozas se casan, tienen hijos y se van olvidando de Marcelino. Inesperadamente, el buen hombre recibe una carta de Cándida en la que le invita a pasar una temporada en Madrid para que conozca a sus nietos. (FILMAFFINITY)
19 de febrero de 2010
41 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí, ver una película de Paco Martínez Soria es sinónimo de muchas risas. Porque, aunque las comedias típicamente españolas de este señor que hoy se queda desfasado y carroza, no sean ningún prodigio cinematográfico, y tengan unos guiones en serie más simples que el mecanismo de un chupete, sin embargo su finalidad la alcanzan: divertir al público poco exigente, o sencillamente a cualquier público que a veces se decanta gustosamente por la simple mortadela o el chorizo, como descanso del jamón de bellota o del caviar. Porque hasta de lo bueno hay que descansar. Y no está de más aumentar las perspectivas con las cosas pequeñas y de aparentemente escaso valor intrínseco.
Incluso el cinéfilo más recalcitrante cae a veces en momentos de debilidad, o de laxitud, y no siempre apetece litigar con un Tarkovsky, un Bergman o un Lynch. El cerebro también pide sus momentos de desconexión, de relax, y bienvenidos sean.
Por ello, yo no tengo inconveniente en reírme de lo lindo con una patochada sobre un vejete verde, brutote y cabezota, armado con su boina sempiterna y sus ideas ancladas en unos tiempos que el progreso se zampa a marchas forzadas. Para los jóvenes, las ideas, convicciones y principios de los abuelos suelen ser carcas y anticuadas. Pero con frecuencia al final suelen demostrar esa sabiduría de quienes han luchado toda la vida por mantener a la familia unida, por transmitir a las generaciones que van tras la suya un amor que termina por revelarse cuando uno se da cuenta de que tiene, o ha tenido encima, a alguien que lo ama, o que lo ha amado.
Y es que el cariño de los abuelos no tiene precio... Disfrutémoslos mientras nos duran.
Porque nos duran demasiado poco.
Vivoleyendo
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