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Voto de Vivoleyendo:
8
Drama Un escritor de éxito lee su nueva novela ante una multitud de admiradores. Se trata de la historia de un escritor fracasado que tiene la fortuna de encontrar un manuscrito. Lo publica como suyo y obtiene un éxito espectacular que lo convierte en uno de los mejores escritores de su tiempo. El autor del manuscrito resulta ser un anciano que lo escribió durante su juventud, cuando estuvo destinado en París tras la Segunda Guerra Mundial ... [+]
6 de febrero de 2014
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por debajo de la trama del plagio que comete el joven escritor frustrado, se esconden varias reflexiones de total actualidad.
Cuando llega la hora de elegir qué será uno de mayor, es raro tener muy clara una vocación. Algunos la tienen. Y esto, como casi todo, puede ser una suerte o una desgracia.
Es una suerte si puedes seguir esa vocación y ganarte la vida con ella.
Pero es una desgracia cuando hay que elegir otra cosa y dejar la vocación relegada. También lo es seguirla y fracasar porque no alcanza para poder comer, pagar el alquiler o la hipoteca y las facturas.
Y lo peor es cuando, por más que te esfuerzas, no es suficiente, te convencen de que te falta talento a fuerza de puertas cerradas en las narices, negativas y hasta burlas en toda tu cara.
Si eres un don Nadie, ni un alma se fijará en tus posibilidades. Los mercados y la publicidad dictan las modas, las tendencias, los best-sellers, hoy día quien no es famoso es un alfeñique sin interés, su obra no merece ser considerada, como dice el refrán, quien no tiene padrino no se bautiza. Cuánta gente talentosa ve cómo sus creaciones no sirven más que para papel de wáter, porque no se apellidan tal o cual, no son parientes de fulano, no vienen recomendados por el archiconocido mengano.
Buena parte de las editoriales son tan aves de rapiña como el que más. Cuántos manuscritos se quedarán cogiendo el polvo de la indiferencia y del olvido en los cajones de las cosas sin valor, simplemente porque quienes los redactaron no se llaman X. Claro, la excusa es que el mercado manda, el libro que no venda un montón de ejemplares no es rentable.
Los artistas anónimos que están empezando tienen muy poquito que hacer. Casi todos acaban dejando de lado su vocación, o como mucho conservándola como afición para ratos perdidos.
Por eso yo no creo que Rory Jansen sea tan mediocre, sencillamente es que como no lo conoce ni Cristo para qué se va a molestar ninguna editorial. Muchos de los que publican y son tan famosos no son genios literarios, ni siquiera brillantes, pero se llaman X, y aunque Rory tampoco sea un genio, la diferencia la marca algo tan injusto como no tener padrino, ni dinero, ni proceder de un entorno privilegiado.
Y el pobre Rory paladea el sabor de la decepción, uno de tantos cuya vocación no les sirve un pimiento. Entonces encuentra de pura casualidad un texto de origen desconocido; nada más leerlo sabe que ese escrito podría ser su llave al éxito. Rory saborea con amargura el abismo de sus propias limitaciones y de su mala fortuna, se compara con el anónimo autor de ese pequeño prodigio... y acaricia un sueño loco. Si yo me hiciera pasar por el autor, ya no me mirarían más con desprecio, las puertas se me abrirían y ya no seguiría trabajando en una porquería de empleo. Mis propias obras serían ponderadas con ojos aquiescentes. Todo eso debe de pensar el muchacho en una fracción de segundo.
Qué curioso, un lienzo con un punto y una rayita se considera una obra de arte invaluable si lo firma un Miró, y el mismo lienzo firmado por Pepito Pérez se lo comen las moscas.
Entonces concluyo que el chico hace trampas porque en esta sociedad ganan los que las hacen. El plagio es un acto deleznable si te pillan. Pero claro, el artista plagiador nunca tendrá la conciencia tranquila. ¿Cómo va a sentirse realizado si el mérito no es suyo? El triunfo no siempre sabe dulce. El precio de la fama a menudo es demasiado caro.
No todo lo que brilla es oro en la vorágine del éxito, ni todo son campanillas y perdices.
El plagio de Rory nos conducirá hacia el pasado del autor del libro perdido. Una historia dentro de otra. Y estas dos, dentro de la del escritor que les ha dado vida, Clay Hammond.
El paralelismo entre los tres, ya sea persona real o personaje literario, es palpable. Un libro contiene parte del alma de su creador, mucho de lo que es. Nos revela cosas sobre su interior.
Y no estoy muy de acuerdo con lo que le dice Clay a la chica buscona: que la vida y la ficción son cosas muy distintas. Opino que se lo espeta para quitarle la ilusión de ser escritora, para evitarle la pena de darse de batacazos y sentirse mediocre, como él mismo se sentiría alguna vez, cuando era un muchacho que empezaba, y de continuar sintiéndose mediocre durante toda la vida, e incluso, probablemente, culpable.
Vivoleyendo
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