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Voto de Vivoleyendo:
5.186
Romance. Drama. Intriga
Verano de 1987. Adele, una mujer recién divorciada, ha perdido la autoestima tras la marcha de su marido. Su hijo Henry, un chico de 13 años, se esfuerza por ser el hombre de la casa y cuidar de su solitaria madre en pleno torbellino de la adolescencia. Un día, conocen en un supermercado a un hombre que les pide que lo alojen en su casa, pero resulta ser un fugitivo en busca y captura. El siguiente fin de semana les marcará para el resto de sus vidas. (FILMAFFINITY) [+]
8 de diciembre de 2014
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para algunas personas la vida es eso.
Momentos.
Es esperar veinte años para vivir los mejores cinco días que puedas recordar.
Henry es una de esas personas. Y su madre, Adele.
Y Frank.
Henry cuenta cómo se convirtió en el hombre de la casa desde que su padre se marchó. Cómo estaba pendiente de su madre, que se había quedado atascada en una melancolía paralizante. Apenas se aventuraba fuera de casa. Era un fantasma triste que se movía por la fuerza de la inercia.
Henry era un chico sensible que maduró pronto por ella. Por su pequeña familia sumida en esa atmósfera en letargo, de ver pasar los días con sencillez.
Aquel verano de 1987 transcurría con la tranquilidad habitual. El calor sofocante de primeros de septiembre se pegaba a la piel.
En aquel puente del Labor Day llegó el momento que tal vez no sabían que estaban aguardando. También para Frank.
Hay momentos que merecen la espera.
El sueño romántico secreto de cualquiera sin una vida excitante. El amor llega a tu puerta para recoger vuestros pedazos y ofreceros una nueva oportunidad.
Aunque haya que esperar veinte años.
Momentos.
Es esperar veinte años para vivir los mejores cinco días que puedas recordar.
Henry es una de esas personas. Y su madre, Adele.
Y Frank.
Henry cuenta cómo se convirtió en el hombre de la casa desde que su padre se marchó. Cómo estaba pendiente de su madre, que se había quedado atascada en una melancolía paralizante. Apenas se aventuraba fuera de casa. Era un fantasma triste que se movía por la fuerza de la inercia.
Henry era un chico sensible que maduró pronto por ella. Por su pequeña familia sumida en esa atmósfera en letargo, de ver pasar los días con sencillez.
Aquel verano de 1987 transcurría con la tranquilidad habitual. El calor sofocante de primeros de septiembre se pegaba a la piel.
En aquel puente del Labor Day llegó el momento que tal vez no sabían que estaban aguardando. También para Frank.
Hay momentos que merecen la espera.
El sueño romántico secreto de cualquiera sin una vida excitante. El amor llega a tu puerta para recoger vuestros pedazos y ofreceros una nueva oportunidad.
Aunque haya que esperar veinte años.
