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Voto de Vivoleyendo:
7
Drama Brandon (Michael Fassbender) es un joven y apuesto neoyorquino con serios problemas para controlar y disfrutar de su agitada vida sexual. Obsesionado con el sexo, se pasa el día viendo revistas pornográficas, contratando prostitutas y manteniendo relaciones esporádicas con solteras de Manhattan. Un día se presenta en su casa, sin previo aviso, su hermana menor Sissy (Carey Mulligan) con la intención de quedarse unos días en su apartamento. (FILMAFFINITY) [+]
29 de febrero de 2012
45 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este director (que en principio me llamó la atención por tener el mismo nombre que el mítico protagonista de "Papillon"), nos presenta la espantosa esencia de la soledad más descarnada mediante un tío depresivo y deprimente, un don nadie tan averiado y atascado que es literalmente incapaz de compartir su vida. Tiene un trabajo, un apartamento con bellas vistas de Nueva York. Hasta ahí llega la normalidad. Nada de amigos; su jefe es un simple colega con el que salir de copas y ligoteo. No mantiene relaciones continuadas con nadie. La única forma de sexo que le atrae es la furtiva y absolutamente casual, se gasta un dineral en revistas porno, páginas web de sexo en vivo, se acuesta con mujeres a las que conoce yendo de bares y a las que no vuelve a ver, contrata a prostitutas. Pero cuando intenta intimar con una compañera del trabajo o una mujer con la que tenga tratos fraternales de antemano, por muy atractiva que sea, todo se le va para abajo, la excitación se le esfuma. Está ya tan acostumbrado a ser un zombie de la noche, a sentirse tan sucio, tan ajeno a cualquier tipo de conexión más allá de la exclusivamente física con completos desconocidos, está tan asqueado de sí mismo, experimenta tanto terror a algo tan limpio como amar y ser amado, que no puede dejar entrar a quien amenace con permanecer, con necesitarlo, con quien establecer dependencia. Incluso con su única hermana Sissy marca un límite y es rudo y distante con ella. Sissy, muy vulnerable, cansada de dar tumbos, acude a Brandon por unas migajas de compañía y afecto que él no quiere darle. Se atisba un muy tenebroso pasado familiar, insinuado en el no menos oscuro presente.
Un Nueva York tan desangelado como ese metro pintarrajeado y viciado, cargado de extraños silenciosos y aletargados que vienen y van en un desfile de sombras, como esas calles hostiles que McQueen registra en su objetivo sin pizca de cordialidad, sólo frío y aspereza.
Caza compulsiva de cuerpos, vacíos encuentros sexuales que sugieren bastante más hastío y desesperación vital que sensación de aventura y plenitud, hielo en el corazón de un hombre hundido en las garras del patetismo, un tipo gris que aparta todo vínculo y que rechaza a su propia hermana porque le aterroriza quererla como en el fondo sabe que la quiere.
“Shame” llega a ser terrible por momentos. Es un espejo de la sociedad: el culto desorbitado al ego, a la soledad, a la incomunicación, el bombardeo mediático que vende toda clase de adicciones y evasiones en las que se pica por esa falsa promesa de placer y huida que ofertan.
Si habéis oído hablar de ese Nueva York de almas perdidas y solitarias, aquí está su viva imagen.
Vivoleyendo
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