Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Vivoleyendo:
9
Romance. Drama Jeremy Jones estudia violonchelo en una escuela de arte de Nueva York. Allí ve a Susan Rollins, ensayando para una audición de ballet, y se enamora a primera vista. Él es muy tímido para acercarse a ella, por lo que recibe ayuda de su experimentado amigo Ralph. La primera impresión de Susan no es muy entusiasta, hasta que le oye tocar el violonchelo. (FILMAFFINITY)
20 de abril de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
He sido afortunada por dar con esta historia de amor adolescente de la que nada sabía. De la misma hornada que otros dramas románticos que pasaron casi desapercibidos en los setenta (como “Breezy” de Clint Eastwood), “Jeremy” cuenta con el encanto de lo genuino. Lo único que hay es un chico y una chica de unos diecisiete años que se enamoran. Del montón, una parejita más en la jungla urbana de Nueva York que contempla cada día a miles de tortolitos estrenándose en las emociones románticas.
¿Por qué es tan especial? Por eso. Por ser del montón. Porque Jeremy no es un adonis musculitos ni sonrisa Profidén de típica peli de quinceañeros. Sus ojos son muy lindos, pero los oculta tras unas horrendas gafas setenteras que le sientan como una patada en el culo, lleva una melena que no le favorece gran cosa y no llama especialmente la atención entre las muchedumbres neoyorkinas. Y porque Susan no va maquillada, lleva la larga melena al viento y sus ropas no detienen el tráfico.
Ninguno de los dos tiene el chistecito fácil bajo la lengua, ni la réplica ingeniosa lista para salir escopeteada. Se advierte el identificable miedo al rechazo, la inseguridad que ataca al encandilado que se retuerce entre las ganas de pedir una cita y esconderse debajo de la almohada, en ese sí pero no de si llamarla o no llamarla, las manos que sudan, la lengua trabada y verse un poco ridídulo frente al espejo. Uno enseguida se ve personificado y recuerda tanto los inicios de la primera vez como otros enamoramientos, con ese factor común de las cosquillas en la boca del estómago, los nervios, flotar en las nubes y andar con cara de tonto.
Hablan de las cosas que hablan las parejas en formación, descubriéndose, pasando por los detallitos que se quedan grabados al rojo vivo (cogerse de la mano, pasear abrazados, el primer beso, hacer cualquier cosa juntos y que eso sea tan excitante y vertiginoso como un viaje a la luna).
Y eso es lo que hay. Cuando el tiempo debería detenerse corre no obstante tan deprisa que nunca es suficiente para bebérselo todo. Demasiado aprisa.
Yo fui Jeremy, yo fui Susan, y entre las mejores remembranzas de toda la vida que a una la asaltan al ver este dramita de amor juvenil está la de recordar el tacto de su mano cuando yo era el centro del mundo caminando a su lado bajo las luces de neón.
Vivoleyendo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow