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Voto de Vivoleyendo:
7
Drama. Thriller Berenice es una joven muy correcta que vive con su madrina en una tranquila ciudad provinciana. La aparición de Rodrigo en su vida provocará en Berenice una profunda e insólita transformación. (FILMAFFINITY)
14 de abril de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El onírico director dejó su influencia en México, que se puede notar en “La pasión según Berenice”, thriller de varias lecturas presidido por una atmósfera muy turbia, de violencia latente, implícita y, como anuncia el título, de pasiones virulentas. En todo momento se nos pega esa sensación de mal presagio, de que se anuncia algo espeluznante. Un pequeño escalofrío instalado en la base de la espina dorsal.
La apariencia es la de un tranquilo pueblo donde la mayoría de la gente se conoce, está emparentada o mantiene vínculos. Berenice es una atractiva vecina con un trabajo modesto y una madrina enferma a la que cuida. Su pasado insinúa algo raro, de lo que ella no se avergüenza, como no esconde la cicatriz de una quemadura que le marca la mejilla.
Cuando aparece Rodrigo, un joven médico que ha regresado para el funeral de su padre, un cambio se obra en Berenice. Una compuerta se entreabre sutilmente; la compuerta de una fiera enjaulada. Nunca domada; su conducta intachable no esconde docilidad, ni abnegación, ni resignación. Es la espera de un alma venenosa, calculadora hasta el vértigo, que aguarda su momento, sin prisa.
La mala leche buñuelesca se advierte en la mezquindad y egoísmo que residen en los personajes, rasgos percibidos en detalles y gestos mostrados por planos concisos y algunos diálogos de filo cortante que dejan a las claras las intenciones de cada uno. Hay una mezcla bastante curiosa de hipocresía y brutal franqueza, pero la única a la que no llegamos a calar en toda su extraña magnitud es Berenice. A la anciana madrina y al galán se les pilla enseguida, pero no así a la esquiva protagonista. Ignoramos hasta qué punto dice la verdad o miente, pero lo que está claro es que no se trata de la típica mujer sencilla que acepta su destino con sumisión.
Un desprecio subyacente flota en el aire, pero apenas recurre a la agresión directa (estéticamente la película es muy correcta, casi elegante, sólo realmente audaz en unas pocas escenas), aunque queda más que patente que hay un hervidero de sentimientos torvos, torcidos, en ese estilo que tanto le gustaba a Buñuel.
Una femme fatale puede dar mucho de sí en un pueblo en el que, como en la película de Juan Antonio Bardem, “nunca pasa nada”.
Vivoleyendo
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