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Voto de Vivoleyendo:
6
Drama En un fuerte situado en el sur de los EEUU, el comandante Weldon Penderton se ha dedicado a la enseñanza de tácticas militares, mientras que su esposa Leonora prefiere solazarse con el teniente-coronel Morris Langdon, amigo de la pareja. Todo esto lo observa, detalle a detalle, el soldado Williams, un joven que parece fascinado con la bella mujer, mientras que Penderton comienza a interesarse por cada movimiento del joven soldado. (FILMAFFINITY) [+]
2 de junio de 2010
32 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sintiéndolo mucho, Carson McCullers no es Tennesse Williams, y para mí las comparaciones sobran. Williams atenazaba de tensión, altas temperaturas y traumas magníficamente desgranados. McCullers lo más que consigue en mi escala es bosquejar conflictos, que prometen lo suyo, pero comete el error de quedarse a la mitad.
Aunque puede ser que lo que se quede a la mitad sea la adaptación cinematográfica de Huston. Hasta la fecha, ningún traslado de las obras de Williams a la gran pantalla me ha decepcionado, lo cual es un indicativo relevante. En cambio, la versión rodada para “Reflejos de un ojo dorado” de McCullers sí que me causa cierta decepción.
Los dilemas subrepticios no son moco de pavo. Un matrimonio desacertado entre un comandante rígido y reprimido, y una mujer explosiva y veleidosa. Él se refugia en sus espartanos principios para esconder su cercenante inseguridad y para oponer una fría indiferencia ante los encantos y la sensualidad de su esposa, que no le despierta deseo. Ella desahoga sus expansiones naturales y su fogoso temperamento con sus aficiones (la equitación, los naipes…) y con un amante, un coronel cuya esposa también es desgraciada. Secretos a voces consentidos silenciosamente por el marido cornudo, y mal soportados por la esposa humillada y de quebradizo equilibrio psicológico.
En escena aparece un soldado misterioso, callado, ermitaño, que trabaja como mozo de cuadras en la casa del comandante. Casi no pronuncia palabra, cumple las órdenes a su irritante manera y cuando está solo, que es la mayor parte del tiempo, le gusta cabalgar desnudo por el bosque. Pronto el extraño soldado descubre una parafilia que le consume las noches: observar sin ser visto a la esposa de su superior y practicar el fetichismo, solazándose con sus prendas de vestir y sus objetos personales.
Y ahí cada cual con sus secretos y sus mentiras, sus infelicidades, sus fingimientos, y su búsqueda de algo que haga la vida cotidiana más llevadera y soportable. Tendencias inconfesables, inadmisibles en el ejército, férreamente anclado en prejuicios, y temor a que salte cualquier escándalo que dé al traste con las carreras militares. Adulterios. Una mujer enferma de soledad. Un hombre hecho y derecho que ofrece una imagen falsa. Y un joven sexualmente obsesionado con el objeto de sus pasiones.
Como dije, dilemas suficientes para haber dado cuerda a un drama absorbente, que sin embargo sólo llegan a medio camino en sus pretensiones.
Y un desenlace que es más bien un anticlímax.
Una lástima.
Vivoleyendo
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