Esta película de Andreas Dresen o al menos la historia que nos cuenta, es pura poesía, ficción de "novena nube" (título original en alemán) o como decimos en español, ficción de séptimo cielo, pero ficción. Porque en la realidad, un hombre de 76 años que es lo que tiene el viejo que enamora a la vieja, libre, que vive solo, con una buena vivienda y una aceptable pensión que se nota que tiene, difícilmente se enamora de una vieja, eso es idealismo de ficción para que las mujeres de esa edad se crean aún deseables. Los hombres saben de sobra que un hombre de edad considerable no se siente atraido por una mujer de su edad, salvo si está recluido en un asilo y no tiene nadie más que lo que ve entre las cuatro paredes de su asilo. No, un hombre maduro o viejo, se siente atraído hacia mujeres jóvenes. Las viejas como él, normalmente le repugnan y desde luego jamás "le ponen el pene duro"; en cambio una lolita de una vez lo pone hecho un macho cabrío. La película nos presenta una ficción a-moral, y yo le respondo al director con una realidad también a-moral, pero lo mío, de lo que hablo sí es real, naturalmente real, por más que nos fastidie. Como ya alguien ha comentado, es "la maldita condición humana".

Y segundo:

"Es duro, es duro,
aguantar que tu mujer
te la pegue con un chulo,
es duro, es muy duro".

Y si no, que se lo pregunten a ellas, cuando lo cuentan desde su punto de vista femenino y dicen:

"Es duro, es duro,
aguantar que tu hombre
te la pega con la canguro,
es duro, es muy duro".