Una discreta cinta de terror paranormal con una cierta impronta psicológica, donde la brujería y lo satánico son los elementos más sobresalientes.

Lo mejor del filme es su ambientación y sus atmósferas opresivas que nacen gracias a una sugerente musicalización y a la correcta utilización de los escenarios interiores para generar zozobras y sensación de amenaza constante.

La historia se desarrolla siempre en interiores, por tanto es una cinta gótica y oscura predominantemente, donde una maldición posee las mentes de personas quienes sienten irrefrenables ganas de matar.

Hay algunas secuencias con logrados efectos especiales teniendo en cuenta la época de realización y también puede enumerarse como positivo las actuaciones en los protagónicos donde Peter Cushing destaca por encima del resto como un coleccionista de elementos satánicos que termina involucrándose en un peligroso asunto sobrenatural.
También es obligación mencionar a Christopher Lee y su siempre atrapante presencia escénica para colaborar.

La película adapta la historia de “La calavera del Marqués de Sade”, tiene aceptables ratos de intriga, sugiere bastante gracias al uso de la intriga y muestra poca sangre.

Lo peor es sin dudas que el argumento no tiene gran desarrollo en el entramado narrativo, el cual en muchos pasajes se queda sin diálogos y redunda en situaciones un poco lentas y sin tanta elaboración.

En fin, una discreta opción de terror sobrenatural donde poco a poco se va generando una atmósfera de trastoque mental pronunciado.
No tiene nada excepcional pero se puede mirar para pasar un rato acompañado de intriga paranormal, sugestivos escenarios y fenomenología satánica.