La cinta desarrolla una historia más sobre el Apocalipsis, pero esta vez desde un enfoque sumamente pueril y sin contraindicaciones.
Un filme apto para todo público que entretendrá a los críos pero que no es suficiente para el público más exigente, pues le falta chispa y energía desde sus variantes las que no pueden alejarse nunca de los convencionalismos de la ficción mesiánica.
Aquí dos niños son los elegidos ya por el destino para cambiar el curso fatídico de la humanidad yendo en contra del sistema imperante.
La cinta es muy simplista, tremendamente maniquea en sus vicisitudes, media tontona en el desarrollo de personajes, inocua desde su perspectiva narrativa, muy bien adornada desde la estética pero carente de enjundia y de excitación desde su carácter infantil.
Una pena que tenga tan bella estética y se haya adornado tan bien el contexto donde se desenvuelve la historia y se olviden de asignarle a la misma mayor vitalidad y originalidad.
Suena a maniquea y a predecible, los niños actores cumplen sus protagónicos mientras que Bill Murray y Tim Robbins mucho no se esfuerzan en este apenas aceptable producto sin efectos indeseables.
En fin, no te hace mal si la ves, pero si no lo haces tampoco te pierdes gran cosa. La decisión depende de las necesidades y el tiempo libre que se tenga.
Un 5 clavado