Más allá de ser una cinta de terror, hay de fondo una discreta crítica hacia el hecho del mal cumplimiento del rol de padres y hacia la corrupción de corazón que el ser humano sufre al hacerse adulto.
Claro que la cinta tiene algo que ver con la sensibilidad y la inocencia propia de los niños, ya que el argumento nos adentra en una historia donde unos juguetes especiales se “portan” bastante mal con aquellos adultos que maltratan a los mismos, sembrando el horror en una casona abandonada en el medio del bosque.
El filme es sugerente desde sus escenarios, también hay un correcto tratamiento desde los efectos especiales muy artesanales para dar vida al elemento sobrenatural que hay detrás de los muñecos vivos.
No obstante es una cinta a la que se le nota el bajo presupuesto, se desnuda también su rusticidad narrativa y además es innegable que a la película no le sobra nada de calidad artística desde las interpretaciones.
No obstante ello, la oferta es aceptable porque tiene algo de humor negro y dosis de macabro horror, una discreta reflexión hacia la actitud de ser malos padres y hacia la perdición moral y de corazón que muchos adultos manifiestan, y también cautiva desde los escenarios que surgen de los recovecos de esa vieja casona donde se despliega el conflicto argumental.