Es complicado identificarte con su mundo de drogas a todas horas y de alcohol (quizás con unas copas de vino o algún Gin-Tonic sí), pero estas dos viven en un piso precioso que es una auténtica pocilga. No tiran de la cadena, la ropa está tirada en cualquier lugar, no friegan las copas que van amontonando por todas partes. Tienen unos trabajos pobres, en los que no ganan prácticamente ni para sobrevivir. Laura se levanta todas las mañanas e intenta escribir algo en su portátil. En diez años ha escrito diez páginas y no está segura ni de qué van esas palabras. No tiene inspiración, ni voluntad. Más inspirada es Tyler, que tiene frases bastante ingeniosas todo el tiempo (incluso cuando no está colocada). En el último año, Laura va a conocer además a dos chicos. El primero es Jim (Fra Free), un pianista que aparentemente es de una manera pero que pronto le descubrimos como otra persona completamente distinta. El segundo es Leo (Jamael Westman), que parece un poeta pero resulta que su principal función es «vender/corregir/publicitar» lo que otros hacen. Jim y Leo marcan algunas experiencias en la vida de Laura.

Para Laura también es fundamental su vida familiar, su hermana y sus padres. Tyler, sin embargo, vive esto de otra manera porque está separada de toda su familia. Lo que para una puede ser un drama, para la otra es una anécdota sin más o incluso un descanso.

Entre mentiras, malentendidos, lo que espera cada persona de ella y la niebla del alcohol y las drogas, Laura tendrá que descubrir cómo seguir adelante con su relato. Por el final, que no es demasiado claro, suponemos que escribe sobre su aprendizaje personal, ese suelo conocido, quizás exagerando algunas cosas, como hacemos en la vida. Convirtiendo la comedia en tragedia y la tragedia en comedia.

Es cierto que no hace una buena radiografía de la última generación perdida, pero no se puede juzgar el que alguien no se conozca en absoluto con 30 años, que no sepa a dónde se dirige su vida, qué quiere ser o cuál será su futuro. Algunas personas saben quienes son casi desde que son unos niños y otros nunca lo descubren, (dice Leo: «todos estamos escribiendo una novela, pero ¿sabes cuántos la terminan?»). Esta breve conversación resume muy bien todo lo que nos quieren contar aquí.

La película se grabó en Dublin. La fotografía es buena y el vestuario me ha encantado. La música mola (gracias por no meter reggaeton, yo sólo pensaba que me gustaría estar en ese bar, con esa banda tocando y no lo que se escucha ahora). Fue estrenada en el Festival de Cine de Sundance en 2019. Obtuvo, en general, críticas positivas (igual que el libro). Las dos actrices tienen una química impresionante y su trabajo es excepcional. No puedes dejar de hacerte fan de las dos, pero sobre todo de Shawkat, que con su estilo particular dota a sus papeles del mayor de los carismas.

Gloriosos los diálogos donde está implicada Tyler.