Los seis episodios de esta serie documental nos llevan a Corsicana, Texas, donde se encuentra una de las escuelas universitarias más famosas de Cheerleaders (Navarro College) y que ha ganado hasta catorce veces el título nacional. Nos van a ir mostrando tanto la vida privada de estos chicos (muchos vienen de familias desestructuradas y encuentran su camino aquí), como los duros entrenamientos, que puede alcanzar las cinco horas de media al día (una barbaridad). Se expone la dureza de los entrenamientos, llevados por Mónica Aldama –curiosamente es de las pocas entrenadoras femeninas que existen ya que se necesita una personalidad fuerte y algo «agresiva» para poder ganar campeonatos-. Veremos lesiones, caídas brutales, competición dentro del equipo por lograr ser uno de los veinte elegidos –en el equipo son cuarenta-, aunque siempre tienen que estar todos listos por si alguien «falla» poder entrar a sustituirlo, y quién sabe, igual terminar compitiendo. Las normas son rígidas pero bienvenidas, ya que muchos no saben como guiar sus vidas y esta escuela les mantiene ocupados y les enseña a mirar al futuro. A pesar de las peleas son una familia. Todos tienen que poder confiar en los demás como equipo, porque todos tienen un papel esencial para evitar lesiones o accidentes que han llegado a ser mortales –ya cuentan que una Voladora se partió el cuello en su día-.
Dentro del equipo encontramos a la Voladora (Flyer), los Base (que lanzan a la voladora), Centrales (que realizan más baile y gimnasia), Cuidador (Spotter) –los que vemos que se ponen detrás ayudando a cargar a la voladora y también para proteger sin tocar, pero cuidando que no se caiga y por último el Poste, situada en los hombros (Prep) y que a su vez levanta a otra voladora (esto ya a buena altura y normalmente para las complicadas pirámides que deben hacer en las competiciones profesionales). Estas competiciones se reducen a dos minutos y medio, pero requieren un gran esfuerzo todo el año.
Escenas en las que alguna Voladora dice «esto me ha dado miedito» o ver como lloran porque no saben si podrán con la presión y el esfuerzo -ya que muchos tienen multitud de lesiones con las que continúan trabajando a diario llevando sus cuerpos al límite y haciendo cosas impresionantes- impacta bastante.
Merece la pena verlo te guste el deporte que te guste. Creo que aquí se termina de desmitificar a las animadoras y el pensamiento erróneo de que solo bailan y enseñan cuerpos bonitos. Una actividad bastante peligrosa y con un alto nivel de accidentes. Da miedo y a la vez disfrutas viéndolo. Muy bueno, aunque se me ha hecho corto y me han faltado cosas por descubrir. Ha sido emocionante conocer a estos chicos, por cierto, algunos muy seguidos en redes sociales sobre todo Instagram.