FA
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Voto de Teresa:
9
6,0
1.328
Serie de TV. Terror. Thriller. Fantástico
Serie de TV (2020). 8 episodios. La tercera parte encuentra a Sabrina tambaleándose por los terribles eventos de la segunda parte. Aunque derrotó a su padre Lucifer, el Señor Oscuro permanece atrapado dentro de la prisión humana de su amado novio, Nicholas Scratch. (FILMAFFINITY)
8 de abril de 2020
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
De las tres temporadas es sin duda la mejor y de la que más he aprendido. Sabrina (Kierna Shipka), sigue siendo una adolescente que intenta llevar una vida entre los mortales y el mundo sobrenatural. Es cierto que hay momentos que no tienen sentido y sobran, pero todo lo que se ha incluido en cuestión de mitología, con la llegada del Dios Pan, Circe, Hécate y demás a mí me ha encantado. Justo en este momento me estoy leyendo la novela de Circe, regalo de Reyes Magos, y si lo empecé ahora fue por Sabrina. Sigue teniendo una excelente fotografía, buena música y buenos actores; siguen las aventuras –que claro, siempre son parecidas, pero entretienen- y eso ahora, más que nunca, es muy importante. Si a esto le sumáis el investigar un poco sobre los nuevos personajes y os hacéis con libros como Circe, la Ilíada, la Odisea o muchos más que hay por ahí, esperando ser descubiertos, vuestro confinamiento se puede hacer más dulce y mucho más interesante. Quizás yo sea una loca, que ve conocimiento incluso en ficciones de Netflix, pero de verdad, merece la pena. El hecho de que ya no sea divertida y sea oscura a mí me encanta. La verdad, cada vez le encuentro menos pegas; han mejorado el estilo visual, que era cutrísimo al principio y los líos mejoran por momentos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
En esta temporada, Sabrina se sigue enfrentando a su padre, El Señor Oscuro, Satán, Lucero del Alba, como le queráis llamar; al padre Blackwood; a otras brujas y hechiceras, pero también seres más grandes; entre otros a:
El semidios Pan; proviene la de la mitología romana, venerado principalmente en Arcadia, era el dios de los pastores y los rebaños. También es un dios de la fertilidad y de la sexualidad masculina. Persigue a ninfas y a muchachas. Tiene parecido con los Faunos, por lo que se le identifica con ellos. Entre otras leyendas, se cuenta que Pan representaba –como en la serie- a toda la naturaleza salvaje; se le atribuía la generación del miedo enloquecedor –en la serie dicen que si le miras a los ojos directamente te vuelves loco, como le pasa a una de las hermanas-, de ahí viene la palabra pánico. Dicen que su padre era Hermes, pero de su madre –irónicamente- poco se sabe. Parece que cuando Hermes pastoreaba los rebaños de Dríope, tuvo una relación con una de sus hijas y nació Pan. Si leéis un poco sobre este tema –que es precioso y a la vez terrorífico, lleno de aventuras y temas raros- aprenderéis que dentro de la mitología clásica estaban los Titanes, los Olímpicos, los Monstruos (que solían nacer por argucias de los dioses con otros dioses menores o incluso con mortales, y otras, eran convertidos entre ellos mismos, como hace Circe con su prima-hermana Escila o con los hombres de Odiseo en la Odisea); Pan nació, según algunas versiones, con la parte inferior de macho cabrío y el resto con apariencia de hombre; en la cabeza tenía dos cuernos y su cara era arrugada, con una barbilla prominente y con todo el cuerpo cubierto de pelo. Otra de las versiones dice que durante el viaje de Odiseo, su mujer, Penélope, le fue infiel, concibiendo a Pan, que significa hijo de todos. Casi todo apunta, en cualquier caso, a que su padre fue Hermes.
Circe: hija del dios Helios (titán preolímpico, dios del Sol) y de Perseis (una oceánide), cuyos hermanos son Perses, Eetes y Pasífae. Circe descubre que es una hechicera cuando convierte a su amante Glauco en un dios del mar y a Escila, que era una bella ninfa, pero mala como una serpiente, en el famoso monstruo de seis cabezas que viviría en una cueva en el mar y que se comía a seis o doce hombres de los que pasaban con sus barcos. Circe es expulsada a la isla de Eea, condenada a vivir sola –aunque más tarde será obligada a convivir con ninfas castigadas; tendrá un rollito con Hermes, con Dédalo o con Odiseo (con el que tendrá un hijo, Telégono). En Sabrina, Circe es igualmente una poderosa hechicera –aunque poco explican sobre ella y es una pena-.
Hécate: Hesíodo la presenta como hija de Asteria y Perses, descendiente directa de la generación de los Titanes. Se la vincula con el mundo de las sombras, la oscuridad y sus terrores. Hécate era la diosa de la hechicería y lo arcano, y la veneraban especialmente magos y brujas, quienes tenían que ofrecer en sacrificio corderos y perros negros al final de cada lunación; a estos se les aparecía con una antorcha en la mano o en forma de distintos animales: yegua, perra, loba, etcétera. Hécate fue madre de Escila.
Aparecen, en las distintas temporadas, más personajes interesantes y merece la pena verla, no sólo por el aprendizaje, sino por lo entretenida que es. La única pega que veo es que quizá todo va demasiado rápido, sin descanso y no te deja respirar y casi diría que no respiran ni los protagonistas. Tienen que coger un poco de aire, porque hasta Sabrina se estresa y habla rapidísimo para seguir el ritmo de los guionistas. En vez de tantas tramas locas, quizás podían centrarse en la mitad y dejar para otra temporada las siguientes.
El semidios Pan; proviene la de la mitología romana, venerado principalmente en Arcadia, era el dios de los pastores y los rebaños. También es un dios de la fertilidad y de la sexualidad masculina. Persigue a ninfas y a muchachas. Tiene parecido con los Faunos, por lo que se le identifica con ellos. Entre otras leyendas, se cuenta que Pan representaba –como en la serie- a toda la naturaleza salvaje; se le atribuía la generación del miedo enloquecedor –en la serie dicen que si le miras a los ojos directamente te vuelves loco, como le pasa a una de las hermanas-, de ahí viene la palabra pánico. Dicen que su padre era Hermes, pero de su madre –irónicamente- poco se sabe. Parece que cuando Hermes pastoreaba los rebaños de Dríope, tuvo una relación con una de sus hijas y nació Pan. Si leéis un poco sobre este tema –que es precioso y a la vez terrorífico, lleno de aventuras y temas raros- aprenderéis que dentro de la mitología clásica estaban los Titanes, los Olímpicos, los Monstruos (que solían nacer por argucias de los dioses con otros dioses menores o incluso con mortales, y otras, eran convertidos entre ellos mismos, como hace Circe con su prima-hermana Escila o con los hombres de Odiseo en la Odisea); Pan nació, según algunas versiones, con la parte inferior de macho cabrío y el resto con apariencia de hombre; en la cabeza tenía dos cuernos y su cara era arrugada, con una barbilla prominente y con todo el cuerpo cubierto de pelo. Otra de las versiones dice que durante el viaje de Odiseo, su mujer, Penélope, le fue infiel, concibiendo a Pan, que significa hijo de todos. Casi todo apunta, en cualquier caso, a que su padre fue Hermes.
Circe: hija del dios Helios (titán preolímpico, dios del Sol) y de Perseis (una oceánide), cuyos hermanos son Perses, Eetes y Pasífae. Circe descubre que es una hechicera cuando convierte a su amante Glauco en un dios del mar y a Escila, que era una bella ninfa, pero mala como una serpiente, en el famoso monstruo de seis cabezas que viviría en una cueva en el mar y que se comía a seis o doce hombres de los que pasaban con sus barcos. Circe es expulsada a la isla de Eea, condenada a vivir sola –aunque más tarde será obligada a convivir con ninfas castigadas; tendrá un rollito con Hermes, con Dédalo o con Odiseo (con el que tendrá un hijo, Telégono). En Sabrina, Circe es igualmente una poderosa hechicera –aunque poco explican sobre ella y es una pena-.
Hécate: Hesíodo la presenta como hija de Asteria y Perses, descendiente directa de la generación de los Titanes. Se la vincula con el mundo de las sombras, la oscuridad y sus terrores. Hécate era la diosa de la hechicería y lo arcano, y la veneraban especialmente magos y brujas, quienes tenían que ofrecer en sacrificio corderos y perros negros al final de cada lunación; a estos se les aparecía con una antorcha en la mano o en forma de distintos animales: yegua, perra, loba, etcétera. Hécate fue madre de Escila.
Aparecen, en las distintas temporadas, más personajes interesantes y merece la pena verla, no sólo por el aprendizaje, sino por lo entretenida que es. La única pega que veo es que quizá todo va demasiado rápido, sin descanso y no te deja respirar y casi diría que no respiran ni los protagonistas. Tienen que coger un poco de aire, porque hasta Sabrina se estresa y habla rapidísimo para seguir el ritmo de los guionistas. En vez de tantas tramas locas, quizás podían centrarse en la mitad y dejar para otra temporada las siguientes.