Rosa (Jade Olieberg) es una universitaria de origen humilde pero muy ambiciosa, con una familia disfuncional; su madre tiene continuas crisis psicóticas y tiene que estar vigilada todo el tiempo, si no es por el padre, por Rosa. Esto hace que quiera salir de su hogar lo antes posible y quizás a cualquier precio. Jacob es amigo de Rosa, de familia pudiente y con muchos secretos. Ambos son reclutados para formar parte de Ares, una sociedad secreta que dirige a los líderes del mañana. Jacob no quiere pertenecer a Ares (nos explicará porqué a lo largo de los ocho episodios), Rosa sí y a cualquier precio. Descubrimos a una Rosa que no tiene problemas en pisar a los demás, en mentir, en matar incluso. En la iniciación Jacob huye a través de los pasillos de Ares y llega a lo más profundo de la sociedad, a las catacumbas, donde se verá cara a cara con Biel (supuesto Dios, o monstruo que alimenta a Ares –o al revés-). Biel hace que algunos de los miembros más antiguos vomiten sus culpas, sus remordimientos, consiguiendo que no sientan nada. Es así como pueden sobrevivir con todo el mal que hacen a los demás, incluidos los sacrificios de personas en sus reuniones. Rosa, es otra de las elegidas por Biel y al vomitar todo lo malo que hace puede seguir escalando en Ares. Pero al final tiene que elegir, ser presidente o tragarse las emociones que le suscita matar a su amigo Jacob (que le anima a hacerlo pero para salvarla a ella y al resto); Rosa decide no vomitar después de matar y se lanza al líquido oscuro. Todos los que han cometido atrocidades vuelven a sentir y al no soportar recordar se suicidan, mientras los más puros parece que van a sobrevivir, incluyendo al padre de Rosa que ha ido a salvarla.

Supuestamente Biel no existe, es una mentira para que el resto de La Orden obedezca, haga las cosas sin preguntar y también es una manera de expiar pecados, de pensar que todo tiene un porqué y que es imprescindible hacerlo así para que las cosas sigan funcionando como hasta ahora.

La serie profundiza en los miedos y los sentimientos de culpa con un componente de terror. Está bien hecha y la historia atrapa desde el principio.