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Voto de Gunnar Hansen:
6
Terror Un grupo de jóvenes estudiantes de cine ruedan una película en un bosque, donde descubren que la muerte ha cobrado vida. Montados en una camioneta, y sin dejar de filmar ni un minuto de lo que les ocurre, recorren las carreteras de Pensilvania con el objetivo de llegar a sus hogares, pero después de algunos intentos se dan cuenta de que para ellos ya no queda ningún hogar real. (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2009
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que esta película te guste o no, no va a depender de su calidad técnica o sus virtudes estéticas. Ni siquiera de la coherencia o verisimilitud de su guión. En gran medida, el resultado que esta pieza de gore te cause estará condicionado por el aguante que consideres tener ante una nueva repetición del mismo tema, con todos sus tópicos y típicos.

Papá Romero, tras producir y guionizar la nueva y brillante versión de su Dawn of the Dead, y ulteriormente volver a la carga con La Tierra de los Muertos, arremete con una nueva producción de zombies hambrientos de carne humana. Un punto de arranque conocido hasta la saciedad por todo cinéfago y que supone a la vez el punto fuerte y débil de esta obra. Me explico: si te va el rollo zombie y eres de aquellos nictófilos que se tragan a las tantas de la madrugada cualquier proyección casposa de muertos vivientes sin protestar, esta película te gustará como para aprobarla. Buenos fx sangrientos, zombies torpones, caos postapocalíptico, pesimismo made in Romero, algo de moraleja política y un extenso etcétera de consabidos tópicos. Solo una cámara documental que suple al objetivo fijo intenta modernizar la cosa, en mi opinión, sin mucho éxito.

Pero todas estas características que al fiel seguidor complacerán hasta cierta medida son también el arma sin herrumbre del film. Y es que otro gran sector de los espectadores se sentirá estafado ante otra obra más de muertos caníbales, por mucho que sea George A. Romero quien se pone tras el objetivo y firma el guion. El pretexto de cámara documental, sin acabado profesional, no bastará para que esta obra se salve y, con seguridad, levantará irritabilidad entre muchos que la llegarán a tildar, seguramente, de fraude, imitación barata u oportunismo.

Mucho se ha rodado sobre difuntos que regresan a la vida para cometer tropelías antropófagas. Desde que en el año 68 La Noche de los Muertos Vivientes (de cuyos negativos se guarda copia en el Museo de Arte Moderno de New York) abriera el camino, cientos de cintas lo han seguido con mejores o peores resultados. Esta no va a ser la última, sin duda, ni tampoco la mejor. Pero habiendo visto decenas de ellas, en la soledad selénica o en la compañía de colegas descerebrados, hay que reconocer que esta no está tan mal. Solo hay que ver alguna de Fulci o Schnass para comprobarlo (me perdonen ambos autores, por favor, y quede claro que Fulci me encanta).
En fin, que nuevamente nos vemos en el brete de la subjetividad de cada cual como criterio y la imposibilidad de emitir juicios categóricos sobre una peli que te agradará solo si eres un irreductible del terror, el gore y, principalmente, los zombies. Obviamente, yo lo soy y de ahí mi seis para una película que no será del gusto de todos. ¡Advertidos estáis amigos!
Gunnar Hansen
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