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Voto de Gunnar Hansen:
5
Terror. Fantástico. Drama. Thriller Sarah Mandy (Asia Argento), una estudiante de restauración de obras de arte, examina en Roma una urna que contiene las cenizas de una bruja llamada Mater Lachrymarum. El regreso de esta hermosa pero terrible hechicera provoca una ola de asesinatos que arrasa la capital italiana. Mientras tanto, las brujas celebran un aquelarre para rendir homenaje a su reina. Tercera parte de la trilogía "Las Tres Madres", precedida por Suspiria e Inferno. (FILMAFFINITY) [+]
27 de octubre de 2008
26 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veintiocho años después de Inferno, película donde Dario Argento se adentraba confusamente en la brujería y el mito de las Tres Madres (una de las más interesantes creencias desde la prehistoria euroasiática hasta casi nuestros días), el director italiano concluye la trilogía que abriera, involuntariamente, Suspiria. Si bien la primera de las tres obras es la que visualmente alcanza las mejores cotas, no ya solo de las tres partes que componen el tríptico, sino posiblemente de toda la filmografía de Argento, la conclusión plasmada en esta La Terza Madre supone una sustancial mejora sobre los anteriores trabajos del autor. Decir que su última buena obra fue Inferno, película que data de 1980, es decir mucho. Desde ese momento, en mi opinión, el director italiano ha vagado a la deriva entre el giallo y el terror con escasos méritos, peor fortuna y menor reconocimiento de sus seguidores. Entre ellos, el que suscribe, había perdido la esperanza de recuperar a aquel director y productor que, en otra época, fuera estandarte del terror europeo, azuzando festivales con obras de acendrada estética y fotografía mientras se codeadara con los maestros del género (Romero, Cronenberg, Carpenter, Buttgereit...). La Tercera Madre nos devuelve a su época dorada, con un ambiente tenebroso, preñado de referencias ocultistas y a la tradición de la brujeria medieval europea, un buen uso del gore (las muertes son realmente salvajes) y contundentes efectos especiales de los cuales, pese a la tendencia actual del cine comercial y de terror, no abusa en demasia. La banda sonora, de Claudio Simonetti, y los efectos ambientales son muy acertados, potenciando el desasosiego y tensión a la que el espectador es sometido. Estando las cosas como están, cuando ya nadie daba un céntimo por Argento, el italiano ha resurgido cual ave fénix para regalarnos una película que, sin ser grandiosa, de esas que marcan con el visionado y van ganando con los subsecuentes, retorna a sus mejores momentos y entretiene a los amantes del género durante todo su espectral desarrollo. Brujas, magia negra, violencia gáfrica, atmósfera apocalíptica,... se conjugan de manera acertada para componer un final más que aceptable a la trilogía que, sin proponérselo, Dario Argento abriera 31 años atrás. Recomendable.
Gunnar Hansen
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