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España España · Córdoba
Voto de El Libanés:
6
Cine negro. Drama Seis meses después del suicidio del afamado sastre Narciso Benavides, una misteriosa y atractiva mujer casada visita a Germán Areta, prestigioso ex policía de la Brigada Criminal y ahora detective privado, para que inicie una investigación exhaustiva sobre el “Caso Benavides”. La mujer está convencida de que el sastre, que era su amante, fue asesinado. Aunque su instinto le dice a Areta que la gente sólo mata por amor o por dinero, irá ... [+]
20 de marzo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando José Luis Garci ofreció a Alfredo Landa la posibilidad de ser Germán Areta, estaba permitiendo a un gran actor salir de los tópicos del "landismo". De repente, aquel señor bajito que perseguía suecas no arrancaba ni una carcajada, convertido en "El Piojo", un astuto y desengañado policía que dejó el cuerpo para meterse a investigador privado.

La asociación dejó dos películas muy interesantes. Durante mucho tiempo se pensó en una tercera. Décadas después, llega bastante más tarde de lo que debía una precuela. Imposible que fuese con Landa por motivos obvios, la elección de Carlos Santos no es mala opción en lo absoluto, aunque, a título personal, me pareció muy interesante la posibilidad que se barajó de que fuese Víctor Clavijo, un actor excelente que podría haber traído un Areta distinto.

La cinta, rodada en nostálgico en blanco y negro, llevan a lo que David Gistau y su amigo Garci muchas veces propugnaron: "La nostalgia de lo no vivido". A grandes combates en New York jamás vistos por quienes los narran y ansía de una forma de hacer cine que ya se extinguió.

Hay diálogos logrados y escenas que consiguen convencer. Pedro Casablanc es un actor más que notable. El recuerdo de José Bódalo como comisario es insuperable, pero el primero logra que nos creamos a su personaje, con su fuerza bajo la apariencia bonachona-campechana.

A diferencia de esa mítica jugada que se nos cuenta, "El Crack Cero" no remata. Tras varios compases de buen cine negro, tiene cierto aroma impostado, de situación forzada. No disgusta el rato que se está en este universo. De hecho, con las piezas se podía haber jugado para lograr algo más redondo.

Gracias a joyas como "Asignatura pendiente", Garci demostró que era uno de los cineastas españoles que mejor captó el pulso de la sociedad de la Transición. Ahora, al evocarla, algo de eso se ha perdido. Casi sobraban esas referencias de trazo grueso al final de la dictadura.

Las personas aficionadas a Areta no deben perdérsela, pero el embrujo ya no es el mismo.
El Libanés
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