Estaba claro que un episodio alargado de Scooby-Doo, directamente sacado para televisión, donde el Batman más de los setenta y con la estética camp de auto-parodia campa a sus anchas, no iba a ser ningún homenaje a la animación en el séptimo arte. Sin embargo, con esos ingredientes uno hubiera podido pensar que cuanto menos saldría un producto entretenido, apto para el gran grupo de fans que tienen ambos personajes.

Nada de eso ocurre. Los efectos son muy inferiores a otros programas de la época y una fuerte dejadez preside todos los acontecimientos, hasta el punto de que existen errores tan básicos como el color de los uniformes de algunos personajes.

Para colmo de males, se pierde uno de los encantos de Scooby-Doo que es la duda de quién es el villano tras las sombras de los supuestos ataques sobre-naturales, fruto de este trabajo de encargo, desde el principio queda claro quienes son los villanos de Gotham que van contra los héroes de la historia.

Un trabajo digno de olvido y que los seguidores de la furgoneta de los misterios y el dúo dinámico de Gotham hacen muy bien en mantener escondido en el baúl de los recuerdos.