Sobria y elegante adaptación de uno de los mejores cómics que se han hecho sobre Batman. Una de las obras maestras de Frank Miller es trasladada a la animación con un estilo realista, eficaz y realmente convincente. Jay Oliva, con amplia experiencia en el universo DC, toma la adecuada decisión de dividir en dos partes esta saga, algo que se agradece para no agobiar con el metraje.

Con tono noire y más violencia de la acostumbrada en este futuro cercano, el estudio sigue con una fidelidad numantina todo el recorrido de decisiones que lleva a un envejecido Bruce Wayne a volver a convertirse en un Cruzado enmascarado. Todo en una Gotham plagada de mutantes, desorden ciudadano y el carismático comisario Jim Gordon viéndose forzado a la jubilación por edad.

Solamente hay una pega en esta recreación que tan bien capta el estilo narrativo de Miller (por ejemplo, el uso de los noticieros): los bocadillos de pensamiento. La compleja relación de Harvey Dent con Bruce Wayne bebe mucho en las viñetas originales de los pensamientos del segundo, es algo que aquí no se puede hacer y el argumento no encuentra la manera de mostrarnos esa realidad con la emotividad que demandaríamos.

De no estar "basada en", podríamos hablar de una de las mejores cintas de animación jamás hechas sobre el Caballero Oscuro.

Es realmente complicado ver esta entrega y no seguir por la segunda con los ganchos que nos echa, incluyendo una versión del mito de Robin realmente singular.