Entiendo el encanto que ha provocado esta peculiar cinta de Jim Jarmusch en un sector de la audiencia. Está claro que hay una lógica en el absurdo. Sin embargo, nunca me meto en la broma. "Los muertos no mueren" tiene hallazgos como el aroma cotidiano en el que se produce el asunto. Está claro que una policía como la presentada en esta localidad y ese punto de los Estados Unidos reaccionaría de una forma muy parecida a la que observamos en el mundo real.

Tampoco es un problema de reparto. Bill Murray, Tilda Swinton, Steve Buscemi, Adam Driver... todos son intérpretes con capacidad sobrada para manejar los tópicos de sus personajes a las mil maravillas. Va sucediéndose el metraje y algo no termina de cuajar a mi modesto entender. Demasiado seria para la parodia; excesivamente cómica para ser una cinta de zombis al uso.

Hay un juego metaficcional que se propone, incluso un libreto que anda y algunos protagonistas incluso poseen en determinados compases. Asimismo, ni el título ni la música es causal.

Pero, a simple titulo personal, me deja la impresión de cascarón vacío. De una gran gamberrada que se me escapa.