Mario Moreno fue siempre un excelente comediante. Sin embargo, su etapa en blanco y negro resulta una de las más estimulantes. Menos moralizante que en la tónica tomada tras "El padrecito", se trataba de un "peladito" dispuesto a romper todos los esquemas de la sociedad bien y burguesa. De cualquier modo, entre 1942 y 1943 hizo dos cintas que se salieron un poco de dicha fórmula: "Los tres mosqueteros" y "Romeo y Julieta".

Ambas cintas, dirigidas por su inseparable Miguel M. Delgado, fueron parodias de dos hitos de la literatura. Con hábiles dialoguistas como Jaime Salvador, se tratan de ejercicios metaficcionales interesantes, aunque les falta esa frescura de otras piezas del Mario Moreno de esta época.

En este género irónico, Cantinflas sería superado por un aventajado discípulo, el comediante Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, quien sabía adaptar mejor los clásicos al terreno de la comedia que Delgado, cuyas pelis en este género se mueven en un ritmo excesivamente pausado.

A destacar dentro del reparto la figura de Ángel Garasa, con quien tan buenas secuencias hilarantes daría en la excelente "¡A volar, joven!" (1947), uno de los mejores socios que tendría el genio mexicano en la gran pantalla.

Es una pieza interesante para los admiradores del personaje, si bien es una de las parte de su filmografía que peor han envejecido.