En el marco del Festival Nocturna de Madrid, y como pez fuera del agua, me adentro en un típico film adolescente de terror, donde se funde a partes iguales lo terrorífico y el desparrame.

Normalmente abomino bastante de este tipo de cine, pero en este caso en concreto, me llevo la sorpresa (respecto a mi mismo) de que a la par de llevarme algún susto, me río con ganas en muchos de los chistes salvajes que sueltan, consiguiendo entretenerme en esta mezcla de chascarrillos y sangre, donde lo lúdico está por encima de todo.

Me da un pelín de verguenza, pero me entretuve, me reí y algún susto me pegué. Mucho más de lo que podía esperar.