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España España · teruel
Voto de simón:
6
Comedia Aldo Bonnard ve cómo su vida se desmorona: su mujer le pide el divorcio, las deudas se le acumulan y está a punto de ser despedido de su trabajo. Pero, de repente, gana una fortuna con la lotería. Cuando decide darle la noticia a su esposa, descubre que lo está traicionando con su nuevo jefe. Tiene ante sí un espinoso dilema: compartir las ganancias con su esposa y su rival o bien esperar a que se consume el divorcio para anunciar su ... [+]
2 de marzo de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película comienza disertando con lucidez acerca de las dificultades de las largas, farragosas y humillantes, a veces, jornadas laborales y todos sus meandros en cuanto a las relaciones que entre los trabajadores se refiere, con esa escena genial de presentación del nuevo jefe y como sus empleados la van haciendo de forma descarada la rosca (dejando de paso, muy mal a la servicial condición humana), no escatimando escenas al lógico deterioro que en las diferentes parejas, en este caso de clase baja-media, y sobre todo en la protagonista, se va desarrollando.
Pero hete aquí que la historia da un giro radical, con el premio multimillonario que le cae en suerte a ese pobre desgraciado (magníficamente interpretado, por cierto), que encarna a la perfección la figura del eterno perdedor, momento en el cual comenzamos a percibir los personajes de una forma diferente. Así en un primer momento, comenzamos a atisbar los cambios que en el protagonista van aconteciendo, adquiriendo poco a poco mayor seguridad en sí mismo, así como las lealtades o deslealtades hacia éste, aunque pronto nos percataremos la enorme distancia que media entre este indefectible perdedor y la pléyade de egos, soberbia y superficialidad que envuelve el exclusivo mundo de los adinerados.
En este contexto el personaje va evolucionado, consiguiendo encaminar una vida que hasta entonces navegaba sin rumbo ni destino, alcanzándolo, precisamente en el preciso instante en el que logra convencerse que lo que de verdad tiene importancia en esta vida no se compra con dinero, y que la dignidad tampoco se adquiere con éste (como el personaje creía en un primer momento) sino que se logran respetándose, primero a uno mismo, para después respetar a todos lo que nos rodean y quieren, despreciando a los que sólo ansían relaciones pasajeras, interesadas y superficiales, aunque en un primer momento puedan confundir y dar la falsa sensación de felicidad.
Y si bien es cierto que esta historia ya se ha contado mil veces, nunca está de más que de vez en cuando nos la recuerden.
simón
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