Con este largometraje, Buster Keaton finalizaría su primera etapa con la productora MGM, a la que volvería años más tarde con otras condiciones de trabajo.

Keaton vuelve a encarnar a un millonario inútil para hacer cualquier cosa por sí solo, que siempre está asistido por un mayordomo y al que sus padres deciden enviar al campo a cazar y pescar para que se haga un hombre. Allí conoce a una campesina de la que se enamora y a la que tiene que mentir diciéndole que es un boxeador que casualmente tiene el mismo nombre que él.

Destaca en el desarrollo de la trama la evidente falta de gags tipo slapstick, como buscando un tipo de comedia más sofisticada en la que lo importante es la torpeza del protagonista, la historia de amor y el juego de equívocos, al hacerse pasar por el boxeador. Estupendos los actores que acompañan al protagonista , especialmente Snitz Edwards en el papel del mayordomo.

Me resulta curioso ir esperando las escenas de caídas y tortazos, típicas del cine cómico mudo, y comprobar que éstas solamente aparecen en contadas ocasiones, para finalmente dejarme con una sonrisa en la boca por cómo se ha llegado al final de la historia.