Después de destrozar nuestros videojuegos favoritos Uwe retoma el camino de las ideas originales con una historia que a pesar de su simpleza podría haber culminado en algo interesante. Pero como era de esperar el “doktor” lo echa todo a perder desde el primer fotograma con una patética introducción que muestra videos de salvajes torturas a animales (que menos mal son imágenes de archivo por que hacer semejante atrocidad para esta bazofia es inadmisible) que además ni viene a cuento y solo sirvió para crear polémica entre sus “fans”.

El resto del metraje son lentísimas escenas de “suspenso” donde no se ve nada (Uba jamás ha tenido claro el sentido de la fotografía y la iluminación) y donde no hay ni la mitad del gore que prometió en su momento. La narración de la historia es un despropósito pretencioso e insufrible, la música no aporta tensión y solo ayuda a adormecer al sufrido espectador, los actores llegan a dar vergüenza por lo mal que lo hacen (no entiendo a Michael Paré ¿por qué insiste en caer cada vez más bajo?).

El final… muy poco gore y con un parecido más que sospechoso a Saw.

Personalmente extraño al antiguo Uwe que con sus adaptaciones nos hacía descojonar, ahora le ha entrado un aire de pretenciosidad que está mermando la poca gracia que hacían películas y que lejos de mejorar la calidad de estas, las va empeorando hasta hacerlas infumables.