Lo que me condujo a ver esta peli fue la presencia de Robert Shaw, pero hasta él resulta ridículo con su traje escarlata, sus enormes patillas, su pelo artificial y sus fanfarronadas y muecas.

El director de la peli no consigue que Shaw se luzca en ningún momento. El guión es flojo, absurdo, el filme está compuesto por unos cuantos actores incompetentes y Shaw no resulta creible en ningún momento.

La menudita Genevieve Bujold resulta bastante antipática en la mayoría de las escenas. Peter Boyle no se esfuerza lo más mínimo en actuar y los decorados son completamente acartonados y falsos.

La película marea lo suyo, con cambios de enfoque de cámara rapidísimos y planos bastante malos. En muchas escenas sólo oyes a Shaw, no lo ves.

Lo único que está bien hecho son las escenas de lucha. Pero no obstante a la peli le falta gancho.

Falla el director (el desastroso James Goldstone) y la música (parece que la ha compuesto Manolo el del bombo).

En fin, para verla un par de veces, nada más. (Y ya es mucho)