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España España · Barcelona
Voto de Glasshead:
8
Terror The Woman es la última superviviente del feroz clan que ha estado en la costa noreste durante décadas. Cuando el último miembro de su familia muere en una pelea con la policía, la mujer se encontrará sola, severamente herida y vulnerable. Ahora es una presa fácil para el cazador local, el abogado de éxito y hombre gravemente perturbado Christopher Cleek, el cual se embarcará en un desquiciado proyecto, capturarla y hacerla pedazos, una ... [+]
29 de octubre de 2011
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película, continuación de "Offspring", parte de una propuesta que a priori se me hace extremadamente original: una mujer salvaje y caníbal que vaga por el bosque es atrapada por un ser supuestamente civilizado, quien la encierra en el sótano de la casa que comparte con su familia, para enseñarle modales. Por primera vez se invierten las tornas, y a diferencia de lo que pasaba en la primera parte de esta película, y en muchas otras del género, es el salvaje quien se encuentra a merced de una familia aparentemente integrada con éxito en la sociedad.

Y a partir de este punto de fuerza, la película se desarrolla con mucho brío y refleja perfectamente varias cuestiones, a cada cual más inquietante: la familia que retiene a la salvaje es en realidad completamente disfuncional. Sean Bridgers logra una excelente interpretación como padre psicópata que tiene sometida a su merced a su familia, una sociopatía que se desarrolla de manera profunda y con conocimiento de causa y que da lugar a escenas increíblemente perturbadoras. Otro punto importante consiste en reflejar las relaciones entre la familia y cómo afecta el "curioso" carácter del padre al resto de sus miembros. Para mí, todo esto es lo mejor de la película y lo que realmente se pretendía plasmar, un psico-drama duro, eficaz, realista y de una crudeza extraordinaria.

El otro golpe de fuerza del filme viene con la salvaje: Pollyanna McIntosh, una actriz de contundente belleza en la vida real, es caracterizada de manera excelente y al principio suscita repulsión (por dios, qué sucia está y qué dientes más feos!). Luego, a medida que el padre la "civiliza", la película juega con la exhibición de su bello cuerpo, pero siempre sin perder ese punto salvaje. En un papel que podría inclinarse a interpretaciones de vergüenza ajena, la actriz logra un gran trabajo, y nos la creemos en sus gruñidos, suciedad e impulsos violentos, pero también logra transmitirnos pena y compasión: aunque se trata de una feroz salvaje, en realidad sigue siendo un ser vivo, encerrado, atado y humillado, y esto lo expone muy bien la película.

Pero sí, hay algunas cosas que chirrían. ¿Qué hace la salvaje, tan sucia, con los dientes amarillos y los pies negros, con unos sobacos perfectamente depilados? Y hay otra aún más molesta: la banda sonora, compuesta por canciones de un insípido rock alternativo, que muchas veces no tienen nada que ver con las escenas que se muestran o, incluso, juegan en contra de las sensaciones que trata buscar el fiilme. La película exige a gritos una banda sonora mucho más perturbadora y discreta.
Glasshead
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