Basada en una novela de Stephen King, Pyrokinesis es un refrito caleidoscópico, aunque carente de ligazón, de distintos referentes fantásticos y cinematográficos. En la onda de Carrie o Scanners, la película une una historia sobre poderes telequinéticos y sus variantes, con una trama al más puro estilo policial que tiene como telón de fondo las películas snuff. La estrambótica combinación es aderezada con una añadidura de guión propia de los X-men: la secreta voluntad asociativa de los mutantes.
La pirokinsia, la extraña capacidad de provocar a través de la mente combustiones espontáneas en objetos y seres vivos, es el fantasioso talento del que Junko, la joven protagonista, es poseedora. Al igual que Sissy Spacek en la citada película de Brian de Palma, el conocimiento de su terrible poder la retrae y la lastra en sus relaciones, sin embargo logrará intimar con Tada Kazuki, un agradable compañero de trabajo cuya hermana, Yukie, es asesinada. Para vengarla, Junko querrá hacer uso de sus poderes contra el asesino, un rico y sanguinario realizador de snuff movies, pero la policía y “Los guardianes”, una asociación de personas con capacidades extrasensoriales, se lo impedirán. Toda esta abundancia de giros y heterogénea mezcla argumental, rayana a lo ridículo, acabará, como era de esperar, de la manera más incendiaria posible, tanto que ni la película logrará salvarse de la quema.